La mayoría de los ciudadanos no podrá conseguir una moratoria de la hipoteca, según un estudio de Tessi

Con ánimo de discrepar
Víctor casco

Esta pasada semana nuestros altos tribunales se han cubierto de gloria. Poco nos poco sorprender ya a estas alturas, en un país donde la justicia se considera un cachondeo y que lleva varios años escaqueándose de cumplir todas y cada una de las recomendaciones del Consejo de Europa para que caminemos hacia una auténtica separación de poderes.

España es ese país donde los puestos en la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo y el Constitucional o son adjudicados por PP y PSOE o se reparten entre selectas familias de juristas, con escandalosos casos de nepotismo y amiguísmos. La gracia radica, además, en que si quieres denunciarlo debes acudir a ellos. Todo cuadra.

Pongamos por caso una reciente sentencia: cuando una sala especializada en derecho tributario concluye que son los bancos quienes deben pagar el impuesto hipotecario y dicta sentencia firme, un señor, que jamás ha ejercido como juez, situado al frente de la Sala II por el Presidente del Supremo, su amigo, convoca un pleno de urgencia para anular el fallo. Patrocina, claro, la Banca española. Que no nos engañemos, es la que manda aquí. El Tribunal Supremo ha concluido que sí, que los bancos son unos ladrones que han obligado a pagar a los españoles un impuesto que no les corresponde, pero que en modo alguno vamos a obligarles a devolver lo robado porque eso afectaría a la economía de los ladrones.

Tenemos unos jueces que velan “por los suyos”

Vayamos ahora a la Audiencia Nacional: un franquista planea atentar contra el Presidente del Gobierno y es detenido con un arsenal en su casa, con hasta 16 armas, la mayoría ilegales. En vez de ser juzgado como terrorista, la Audiencia ha rechazado hacerse cargo del caso por concluir que no se trataba de una amenaza terrorista, sino una “proposición de homocidio de autoridad”. Eso dice la misma Audiencia que ha juzgado como terrorista a Cassandra por poner unos chistes en twitter que todos hemos contado alguna vez sobre Carrero Blanco, ese hombre de franca altura; a Valtonyc por unas canciones de rap y que lo intentó con unos titiriteros que actuaron en Madrid con sus muñecos de trapo y un chaval que había escrito “Goku vive, la lucha sigue” en las redes. Goku vive es terrorismo. Intentar matar al Presidente del Gobierno (a menos que sea “de los nuestros”) ya si eso.

Y ese es el problema. Que tenemos unos jueces que velan “por los suyos”. Jueces de derecha y aún de extrema derecha que no han conocido ninguna transición y que emplean el mazo para perpetrar su propio golpe de estado contra todo intento de lograr que aquí las cosas cambien en beneficio de la gente. Necesitamos no solo una justicia independiente, también una donde los derechos humanos y la democracia primen como valores.

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