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Desde mi ventana /
CARMEN HERAS

Unos días antes de la publicación de este artículo, el Presidente actual de la Diputación de Cáceres ofreció una rueda de prensa para decir a los periodistas que se había tomado la decisión de «echar el cierre» al Colegio Mayor Francisco de Sande, situado en la ciudad de Cáceres. Ha argüido motivos económicos: no tiene alumnos y resulta difícil, o imposible de mantener, para la institución. Nos hemos quedado literalmente «de piedra». Francisco de  Sande es, o era, un centro universitario pero también un símbolo del resurgir de la región con la Universidad.

Surgió del buen hacer de otro presidente, Manolo Veiga, profesor universitario. Se ubicó en un antiguo palacio, de los tantos que tiene la bella ciudad cacereña, restaurado con precisión y amor.

Por circunstancias que no voy a relatar, fui testigo de excepción de su puesta en marcha. Eran años de épica universitaria donde todos aportábamos nuestro grano de arena, convencidos de que la universidad iba a conseguir el salto y la evolución que Extremadura necesitaba.

Fue un proceso largo pero la Diputación de entonces tenía recursos que puso al servicio de la idea y sobre todo poseía visión y perspectiva. El colegio se llenó de jóvenes estudiosos, con buenos expedientes, venidos de aquí y de allá y las actividades culturales empezaron a florecer. Para el recuerdo quedan los inicios y finales de curso, las tertulias de idiomas, las conferencias… Todos hemos pasado, de una forma u otra, por allí, comenzando por los Rectores sucesivos, los políticos, los padres…

Los Colegios Mayores van unidos al espíritu universitario, a una forma de entender la vida basada en la instrucción y la cultura

Los Colegios Mayores, que hoy parecen haber perdido su atracción, van unidos al espíritu universitario, a una forma de entender la vida basada en la instrucción y la cultura. Relacionados siempre con esa idea de que entrar en la Universidad no significa sólo matricularse en una carrera y estudiarla, sino que supone aspirar a más en otros órdenes de cualificación, aprender otras cosas que pueden no dar dinero directo, pero sí satisfacción íntima por lo que tienen de estimulación del espíritu.

Puede que todo esto esté perdido para una gran mayoría. Desde luego no está de moda. El tiempo tan tecnológico, tan de redes, tan de éxito inmediato, no parece cuadrar con instituciones consideradas vetustas a las que tampoco nadie parece querer actualizar. Las capacidades económicas de las familias puede que tampoco, pero no me resisto a recordar mi propia experiencia en relación con varios colegios mayores y como su recuerdo en mi vida posterior ha sido inolvidable. No sólo por la relación que estableces con otros y otras estudiantes, sino porque gracias a lo que ofrecían, cultural y sociológicamente hablando, tantos y tantos de mi generación, dimos los primeros pasos en muchas inquietudes. Nos despegamos de la niñez y de los destinos prefigurados.

Vivimos tiempos de crisis, también por estas cosas. Cáceres parece destinada a ganar y perder continuamente. Hay quién construye y hay quién deshace. A lo largo de su historia ha disfrutado de personas emprendedoras y de otras que no lo son. Ha aprovechado momentos importantes, ha desaprovechado otros. Pero supongo que así es la vida en las ciudades. Porque a las ciudades las hacen sus ciudadanos.

Se dice que la historia pone a cada uno en su sitio. De tanto en tanto nos enteramos del homenaje que un grupo de amigos, o colegas, hace a alguien, generalmente fallecido (España es muy de eso) considerado grande por la opinión general. Pues bien, espero que nadie reconozca a tanto pragmático de hoy en día que sólo ve el mundo por la pequeña cerradura de una caja registradora.

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1 COMENTARIO

  1. Excelente artículo, Carmen, soy madre de dos alumnos, que residieron allí, coincidí contigo en alguna fiesta de graduación , esto no se puede consentir, los colegiales han presentado propuestas, pero se niegan a aceptarlas. Cáceres tiene otros espacios válidos para Museos, yo lo veo como un dessahucio lo que van a hacer con estos chicos. Me gusta tu frase: Unos construyen y otros deshacen. No se puede expresar mejor.

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