Historias de Plutón
José A. Secas

– Acabo de pensar en una cosa y lo he flipado. Verás: lo de poner emojis en los mensajes de redes sociales es la polla, ¿no?

– Tu verás. Es un flipe, tía.

– ¡¿Cómo?! ¿Me estás llamando tía como si fueras una jovencita de veintipocos años?

– Mira tía: Lo oí decir treinta veces en una -corta- conversación entre mi sobri pequeña y una amiga. Tía.

– Esas muletillas hacen comunidad y las hemos dicho de toda la vida de Dios a su edad. Anda que no decíamos tonterías nosotras. Y seguimos diciéndolas…Todas de la tele.

– Anda todas. Y del talego, y de los mundos paralelos y underground de los bajos fondos de las ciudades activas artísticamente, y del nacimiento de la Internet…

– Arroba, arroba, arroba, arroba-arroz punto com.

– Y de la música, claro. Los vínculos musicales que acompañan a cada generación dejan huella. Anda que no tenemos estribillos compartidos y pegados a nuestras vidas.

– El mejor: Chiquito de la Calzada.

– No tiene nada que ver, pero Jande Mor.

– Esto que te diga: que iba a contarte lo de los emojis y me has cambiado de conversación ¿Te das cuenta que eso es otro lenguaje que estamos aprendiendo a base de tener que usarlos?

– ¿Los emojis? “Para ti, cara de candil”, que diría mi madre.

– Tienes que saber usarlos. algunos se ponen de moda. Cada persona tiene sus preferidos. Todas las redes sociales los facilitan y son un complemento perfecto para transmitir emociones y matizar los mensajes.

– Son ordinarios. No me interesan. La palabra lo puede expresar todo.

– De eso nada, monada. Das mucha información con poco esfuerzo. Es ahorro en la comunicación, como siempre. Han venido para quedarse. Hay que aprender a utilizarlos.

– Lo que hay que hacer es leer más y escribir correctamente.

– Eso también. Pero se pueden combinar. O no. Lo que tu quieras. Si es que están ahí… Puedes ponerte con cara de gatito escaldado como el de Shrek o como un oso interplanetario de ojazos de manga o mostrar una sonrisa franca con tu avatar.

– Eso son bobadas. Como la cara de uno no hay nada. En un medio escrito hay que escribir bien y ya está. O llama por teléfono. O videollamada. Eso de usar emojis es para vagos y catetos. Vamos, que no…

– ¡Qué antigua, pordioss! Es una realidad, querida. Se usan y hay que entenderlos, conocerlos y emplearlos bien. Hay mucho para elegir. Puede expresarlo todo y el hecho de que te identifiques con uno u otro modelo o diseño también habla mucho de ti. Y los stickers y los gifts. Son la monda. Eso va a más. Es un idioma que hay que aprender bien para poder expresarte correctamente.

– ¡¿Aprender?! ¡¿En eso voy a perder mi tiempo?! Eso lo que es, es una “auténtica mamarrachada”, que diría mi madre.

– Mira, Enrique, ya te estás poniendo ordinaria y vamos a dejarlo, ¿sabes?

– Yo también te quiero, Miguel.

– A mi también me encanta no estar de acuerdo contigo.

– Eso es lo que tiene dialogar con respeto.

– Pues va a ser eso. Te quiero.

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