Lunes de papel /
Emilia Guijarro

Estaba dándole vueltas al artículo de esta semana entre el sopor de la media tarde de este septiembre caluroso y la lectura de las varias noticias que acaparan los titulares de estos días convulsos sobre Cataluña.

Y de repente, como un sopapo, la pantalla del televisor se ilumina con un maravilloso y espectacular tren como un objeto futurista. Ocupa la pantalla un presentador que, muy satisfecho, nos cuenta las bondades del Corredor Mediterráneo, y las cifras abruman y marean. De Barcelona a Alicante, tres horas; una línea verde bordea el litoral mediterráneo y pespuntea el mapa de España desde Barcelona a Almería. Cuenta el maravilloso futuro que les espera, la llegada masiva del turismo, el transporte de frutas y hortalizas, los millones de euros que va a costar la inversión y un largo etcétera de bondades de las que no dudo en absoluto.

Y yo me pregunto que le hemos hecho los extremeños a los gobiernos para que no seamos partícipes de ese futuro. Mientras los españoles de la orilla mediterránea se mueven por todo el país en tren y en avión enlazando desde allí con Europa, nosotros los extremeños viajamos en el tren de la maleta de cartón.

Dicen los técnicos, que hay que presionar, que si no los retrasos se acumularan

Los usuarios de ese tren pasan por el trance de tener que buscar en la estación de Atocha la entrada a las vías del tren de Extremadura, escondida y mal señalizada. A partir de ahí, cuando la encuentran, entran en el túnel del tiempo donde todo es posible: puedes pararte en medio del campo, puedes tener que continuar el trayecto en autobús, e, incluso, puede que hasta llegues a tiempo. Lo avalan más de cincuenta averías en los últimos meses.

Y si pretendes tomar un café, ya puedes olvidarte de ese lujo transiberiano, solo reservado a los que van a otras latitudes.

¿Cuándo será una realidad el Corredor Sudoeste Ibérico, ése que debe acortar los tiempos, mejorar las comunicaciones, transportar nuestros productos, y, en definitiva, unir las dos capitales ibéricas, Madrid y Lisboa, en el horizonte del 2028? Dicen los técnicos, que hay que presionar, que si no los retrasos se acumularan.

Así que el día 18 de noviembre, iré a Madrid a la manifestación por un AVE para Extremadura, porque no somos menos que nadie, y no quiero solo un tren digno, sino un tren AVE, igual que el que vertebra otras regiones de España, igual que ese Corredor Mediterráneo, que con tanta satisfacción nos muestra Adif en las pantallas.

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