La bruja Circe

Este año hemos despedido a tantas personas que la pena nos ha tocado de cerca o de lejos a todos, buscando el alivio y el consuelo para todos los que están despidiendo a un ser querido escribo esto.

Dicen que cuando un alma deja su cuerpo una sensación de inmensa paz y liberación y yo que he visto tantas personas despedirse de la vida te digo, que en el ambiente se produce una sensación de calma como cuando te cesa un dolor.

Dicen que nadie muere solo, los que estudian ECM que en ese trance somos acompañados por familiares que partieron antes y que vienen a acompañarnos a un lugar de recuperación de calma, pero aún desde allí escuchamos o quizás percibimos con agrado los pensamientos y emociones de los que nos aman, que las palabras y pensamientos tranquilizadores ayudan para evitar preocupación o apego a este plano.

Nadie puede saberlo pero los que estudian las experiencias cercanas a la muerte afirman que nos despedimos y nos liberamos cuando sentimos y percibimos que los que amamos están más tranquilos. Por eso ahora que no podemos rendir homenajes como tenemos por costumbre es más importante cuidar las emociones. Lo que más necesita una persona al abandonar su base fisiológica es saber que vamos a estar bien.

Repiten que el regalo más grande que los nuestros pueden ofrecernos cuando nos vamos, es la calma y la aceptación y si lo pensamos, ¿qué desea cada uno de nosotros cada día, sino que los que amamos o estimamos estén bien cuidados, seguros, felices, estén cerca de nosotros o estén lejos?

Solo el tiempo nos dará la oportunidad de recuperar los recuerdos felices, paliar la pena de la despedida y recordar que cada uno que se va continua viviendo en sus hijos, sus nietos, en sus obras y recuerdos.

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