Cotidiario /
HERNÁN PACHECO PUIG
Corre, corre, corre, aúlla, nadie va a vivir la vida por ti. Corre, corre, corre, no pares, exhala, eres agua evaporándose, lo que se exuda, lo que no volverá, quéjate como mínimo, todo lo que no sea poner el grito en el cielo es aceptar lo que está sucediendo. Si nadie te quiere no es verdad, si nadie hace por amarte y será por algo es falso, en algo habrás colaborado y ni aún así es suficiente. Corre, corre, corre, no dejes de correr pero no huyas, no escondas la cabeza bajo tierra, pues aún así te apalearán. Corre, corre, corre imbécil, estás ardiendo y no hay escapatoria, estás en un desierto arrasado. Corre, corre, corre a enfrentarte a ellos, pues es tu única escapatoria, de repente, de la nada saldrán miles como tú formando la palabra desesperado, gritando vida, vida, vida, venganza, fin, final, muerte, muerte a lo conocido, haciendo palanca para que el miedo cambie de bando de una vez por todas, gritando basta, gritando para, gritando idos, gritando no volváis, gritando cárcel, cárcel, cárcel, justicia y libertad, justicia o muerte del sistema, justicia, justicia, justicia. Sal, corre, estás tardando pero aún así aún no es tarde, corre, corre, hay demasiado que hacer, demasiadas vías de agua abiertas y no muchas sangre corriendo por las venas, corre, corre, sólo tienes una vida, un intento para dejar huella, para legar tu esfuerzo a los que vendrán, tu ejemplo. Corre, corre, corre idiota, te están robando en tu cara, corre, enfréntate a ellos, dales duro, plántate, grítales, asúmelo, di no, no pasarán, no pasaréis, no, no más por encima de mí, ni de los míos, basta, quedaos vosotros con el miedo que ya os toca, aquí estoy, aquí estamos, y estamos hartos, nadie volverá a colarse en ninguna cola, nadie callará cuando oiga adiós o buenos días, nadie cogerá lo que no es suyo, la mentira será objeto de escarnio público, no podréis seguir corrompiéndonos, dividiéndonos nunca más. Corre, corre, corre, hazlo posible, que esto es un sueño, y yo más que soñador soy un idiota que necesita creer.
Qué banalidad de texto