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Lunes de papel /
EMILIA GUIJARRO

Estos días circula por la red una petición de un grupo de madres de Talavera de la Reina para pedir que María Dolores de Cospedal, que nació con la tijera de podar pegada a la mano, acabe con el conflicto que hace peligrar los tratamientos de Atención Temprana.

Los niños que reciben tratamiento de atención temprana son aquellos que han nacido con autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral o con otras discapacidades o deficiencias que previsiblemente les va a impedir vivir el resto de su vida con normalidad.

No es de extrañar, que le hayan dada el premio «Corazón de Piedra», pues su insensibilidad con la dependencia en general y especialmente con la infancia discapacitada la ha puesto de manifiesto en muchas ocasiones:

Con los niños con cáncer, a los que cerró la planta de tratamiento oncológico.

Con el recorte de las ayudas a la ley de dependencia, cero euros a niños con grado III.

Con el recorte de la prueba del talón para detectar anomalías genéticas.

Y con el sangrante caso del pequeño Lionel al que retiró la ayuda teniendo un 100% de discapacidad y que finalmente acabó falleciendo.

Lo malo de todo esto, es que lo que ocurre en Castilla la Mancha no tarda en cruzar la frontera, es un anticipo de lo que ocurre en Extremadura y en otras Comunidades gobernadas por el PP.

Aquí se ha denunciado las listas de espera en Atención Temprana, en habilitación funcional, en plazas residenciales, y ahora tenemos en la Asamblea un Proyecto de Ley de Servicios Sociales que en su borrador elimina o no menciona programas que se están desarrollando en la actualidad, abriendo la puerta a que empresas privadas, que nunca habían actuado en el campo de la discapacidad, puedan dar servicios.

Ese es el horizonte que se vislumbra, cuando todos los grupos parlamentarios de la oposición hemos pedido un pacto por la sostenibilidad de la discapacidad, porque en este campo no se puede asfixiar más a las personas con dependencia y sus familias, ni se puede jugar con el futuro de estos niños y su calidad de vida. Esperemos que ésta no sea la respuesta.

Merecido se tiene doña Dolores el premio Corazón de Piedra del 2014.

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