Dicen que no hay nada más propicio que a uno le pille trabajando la inspiración. Algo así es lo que debe concurrir para que un proyecto como el gran centro budista vea la luz en una ciudad como esta Cáceres nuestra, porque, no nos engañemos, a nadie se le escapa que Madrid presenta una serie de ventajas a priori de las que nosotros carecemos. Básicamente las vías de comunicación, que siguen siendo escasas y obsoletas, y la concentración poblacional, que convierten esta ciudad casi en un barrio de la capital del reino. Dicho esto, y asumiendo la realidad del presente casi como si fuéramos budistas, todo lo demás son ventajas.

Si no hay masificación podemos todavía optar a un modelo de desarrollo alejado de la gentrificación que ocurre en las grandes urbes, un modelo respetuoso con el entorno y el medioambiente, un modelo, al fin y al cabo, que tiene mucho más que ver con los preceptos del budismo que con el capitalismo más atroz de los cinturones industriales atestados de fábricas.

Y sí, el budismo es una religión, no pasa nada, pero supone una oportunidad para el desarrollo turístico de Cáceres y de Extremadura. La gente no se echará a los brazos de Buda tratando de redimirse, tampoco cambiarán la subida a la Montaña por una peregrinación para ver a Buda. Sencillamente contaremos con otro recurso para atraer a millones de visitantes al año, profesen esta fe o vengan a hacerse el dichoso ‘selfie’. Hablamos de un buda de 40 metros de altura levantado a base de jade blanco. Una estatua que se convertirá en la imagen de culto más grande del mundo. Y todo esto absolutamente gratis para las arcas municipales. ¿No merece esto los viajes que hagan falta? Un complejo de jardines y edificios que se llevarán a cabo gracias a 25 millones de euros en donaciones particulares.

Puede que sea un espejismo, como el aeropuerto internacional que prometió Ibarra, o El Corte Inglés, pero solo con que exista una oportunidad, por remota que sea, de que podamos contar con un recurso turístico así, nuestra obligación es remar todos juntos en la misma dirección. El ayuntamiento debe procurar dar los pasos institucionales suficientes implicando al resto de administraciones, la oposición abstenerse de dinamitar el proceso generando desconfianza, los medios informando en clave positiva, y la ciudadanía dando una oportunidad a proyectos que nos permitan seguir dando pasos al frente.

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