La bruja Circe

Asustada por las guerras que nos rodean, otra vez la guerra fría de las grandes potencias que solo le interesan a los estados. Pienso en las esposas y madres, en los niños de los soldados que protestan en Rusia, me duele con las mujeres y los desterrados de Ucrania sufren desde su destierro, lloro con las que lloran escondidas en sus rincones, en medio oriente, donde se organizan masacres. Dicen y dicen que lloran los tirios y los troyanos de cada una de las guerras.

Se levantan los cubanos y toman sus calles para luego ser reprimidos y asfixiados y seguimos diciendo que es al régimen, a quien se veta, pero es al pueblo. Se desangran de morriña los venezolanos en el exilio, cuando su país que muere de hambre y tiene las mayores riquezas de petróleo, son ricos los más ricos.

Y los pueblos del mundo miran de reojo, asustados, a ninguno de ellos le interesa la guerra, es el poder que habita el alma de algunos hombres que siempre quieren dominar el mundo. El pueblo, la gentes de cada pueblo del mundo sueña con un mundo mejor.

Da igual el régimen que tengan, si el pueblo que habita un lugar sufre, es que está mal gestionado.

Pero y nosotros a pie de calle ¿cómo cooperamos con esos poderes destructivos ?

Hacemos alharaca y gritamos contra las injusticias de las guerras y cometemos injusticia contra, los que son de nuestras familia, por diferencias tontas. Pedimos equidad y justicia y no la practicamos; convivencia entre los pueblos y desatendemos o maltratamos a las gentes que nos encontramos, rechazamos a los inmigrante o refugiados porque sentimos que son diferentes ¿ Y qué? Y los que llegan, no te traigas tu país, vive lo mejor que puedas, conserva tus costumbres en tu casa, pero intégrate, aprende las leyes y las costumbres.

Llevamos nuestros animales sueltos, produciendo daños en el entorno, provocando accidentes. Hablamos mal al que nos recibe, al bedel, a la vecina, a quien nos limpia la escalera, negamos el saludo al que nos barre la calle con el pretexto, de que no nos lo presentaron, aunque con su trabajo, nos hace la vida más fácil. Descuidamos las formas y somos descorteses con quien nos cuida, nos enseña o nos cura, hacemos mal uso de los servicios y recursos, que son de todos. Enseñamos a denunciar, a maltratar, a solicitar derechos, pero olvidamos, que cada derecho tiene un deber, tiene un compromiso, que el derecho, se gana con el esfuerzo de todos y supone madurez para aceptarlo.

Quiero solo recordaros que muchos juntos valen más que uno poderoso.

No importa si vives de alquiler en un diminuto apartamento o tienes diez pisos y vives de la rentas una guerra va a destruirlo todo y lo que es peor se puede llevar a nuestros niños y jóvenes.

Y que no os mientan la tierra no está súper poblada de hecho está casi vacía. Junta a todos los humanos, le das 10 metros a cada uno y caben todos en Nicaragua.

No es cuestión de terrenos, no es cuestión de recursos, ni de cambio climático. Es cuestión de poder.

Pero si todos y cada uno comenzamos, a hacernos conscientes de que nadie de los pueblo gana en los conflictos bélicos, nos lo vamos a plantear de otro modo. Menos voceos en las calles y más hacer todo lo que está en nuestra mano por los que nos rodean. Aunque sea por egoísmo, porque cuando los que nos rodean no tienen nada que perder, no se van a quedar cruzados de manos. No se puede vivir en un palacio, rodeados de pordioseros, enfermos, desamparados, hambrientos, porque créeme antes o después saltarán las tapias y se comerán no solo tus recursos, también a ti, como está pasando en Haití.

Solo una recomendación, cuida a quien tienes cerca, el progreso solo es posible, si todos avanzamos a la par. Levantó mi voz hoy por la paz y la concordia.

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