Con ánimo de discrepar /
VÍCTOR CASCO
Este sábado cientos de miles de personas nos hemos dado cita en Madrid. Seis columnas procedentes de casi todas las comunidades autónomas. Del norte, del sur, del éste y del oeste.
Una de ellas partió de Extremadura. Todas ellas, llenas a rebosar de jóvenes, parados, indignados, feministas, republicanos, jodidos por la crisis y estafados por los bancos, pedían lo mismo: pan, trabajo y dignidad.
En las Marchas de la Dignidad han participado colectivos sociales de toda índole. Han sido unas marchas plurales que han demostrado que el pueblo se puede organizar, salir a la calle y exigir un cambio drástico de las políticas que se vienen haciendo. Sin duda se necesitan cada día más Marchas de la Dignidad.
Las Marchas han sido silenciadas en la mayoría de los grandes medios nacionales con notables excepciones
Las Marchas han sido silenciadas en la mayoría de los grandes medios nacionales con notables excepciones, pero en el mundo de las redes sociales ese silencio mediático ya no tiene el mismo impacto que en épocas anteriores. Otro periodismo también es posible y va siendo hora de que el periodismo serio salga a la calle, también, para exigir dignidad frente a sus contratos en precario y los grandes propietarios de los medios de comunicación que quieren cocinar la realidad, nunca contarla.
Las Marchas de la Dignidad han coincido con la noticia de un Rodrigo Rato que ha obtenido un nuevo «puesto de trabajo» como consejero de un gran banco catalán y que ya puede acceder a sus 500 millones de euros de jubilación. ¡Sí!, al mayor responsable del desastre de Bankia, que generó uno de los mayores agujeros económicos y provocó un rescate de la antigua caja de ahorros de Madrid que se pagó a costa de los ciudadanos, es premiado sentándose en otro consejo de administración en otro banco. Y también con el juicio a personas pertenecientes a la PAH de Cáceres que han querido defender los derechos de los desahuciados de la región. Sí, ante noticias como éstas se hace más necesario que nunca salir a la calle y marchar con dignidad.