Durante tres días la localidad cacereña de Hervás vuelve al siglo XV para recordarnos cómo tuvo lugar la expulsión de los judíos de España, un hecho histórico que con el paso de los años se ha convertido en una fiesta popular de carácter cultural, en la que se vuelcan todos los hervasenses.
Volver al siglo XV para rememorar la expulsión de los judíos de España, en la judería de Hervás, una de las mejor conservadas de la Red Española Caminos de Sefarad. Esta bella localidad cacereña del Valle del Ambroz, al norte de Extremadura, nos invita a aprender del pasado y reconciliarnos con el presente en la fiesta de Los Conversos.
La localidad cacereña de Hervás está ya preparada para celebrar, desde este jueves y hasta el domingo, 6 de julio, la tradicional fiesta de ‘Los Conversos’ que alcanza este año su mayoría de edad y cuyo principal atractivo será la representación teatral de la obra de Miguel Murillo que lleva por título ‘La Calumnia’, aunque este año se han incorporado también otros eventos al festival como una ‘quedada’ fotográfica, un certamen de pintura o un taller de repostería sefardí.
Se trata de un certamen que se desarrolla en el escenario natural de Fuente Chiquita situado en el barrio judío de esta localidad del Valle del Ambroz, que fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1969 y que, muchos años antes, en el siglo XV fue testigo de los acontecimientos que se rememoran en ‘Los Conversos’, con una importante comunidad judía que ha dejado su legado patrimonial y cultural en este municipio.
El acto principal del festival es la representación de la obra ‘La Calumnia’ a la orilla del río Ambroz y con el barrio judío como escenario. Un montaje que dirige José Antonio Raynaud y en el que se cuenta una de las muchas historias que se vivieron en Hervás a finales del siglo XV con la expulsión de los judíos de la localidad y en la que se implica «todo el pueblo», tal y como ha indicado el director general de Promoción Cultural del Gobierno de Extremadura, José Antonio Agúndez.
Agúndez ha calificado esta fiesta como «un recurso único que simboliza un destino único» y que reúne la oferta cultural y patrimonial en torno a un pueblo que se vuelca en la representación. Y es que no en vano serán 150 las personas que se subirán al escenario con 30 actores de reparto, 70 participantes en ambientación y 45 cantantes de coral apoyados por 30 miembros de una banda de cornetas.
Todos ellos serán los que darán vida a esta leyenda en tres sesiones el viernes, sábado y domingo, a las 23.00 horas, al precio de cinco euros, y un ensayo general, este jueves, que también puede ver el público al precio de un euro.
El alcalde de la localidad, Sergio Pérez, invita a todos a participar en este acto que llega ya a su XVIII edición y que ha ido adaptándose a los tiempos «con menos recursos pero con más trabajo, ilusión y dedicación», ha dicho.
El vicepresidente tercero de la Diputación Provincial, Emilio Borrega, ha destacado que cada año participa más gente en esta actividad cultural que aporta valor más allá de la puesta en escena de una obra, sino que con ella se ayuda a promocionar la cultura sefardí y se «fomenta el municipalismo» abriendo las puertas de la localidad al turismo.
Como novedad, este año en el programa se ha incluido una ‘quedada’ fotográfica Instameet que repartirá 250 euros en premios, la celebración del I Certamen de Pintura Rápida, o un taller de inmersión en la repostería sefardí, además del habitual mercado judío, o los talleres y pasacalles de otras ediciones.
Sobre «La Calumnia»
‘La Calumnia’, que se representará por segundo año consecutivo, relata con retazos de historia y de ficción una de las leyendas que surgieron en la localidad tras el decreto de expulsión de los judíos, firmado por los Reyes Católicos el 31 de marzo de 1492. A partir de entonces se construye una maraña de ambiciones e intereses y se acusa a un grupo de judíos de Hervás de robar la Custodia de Aldeanueva del Camino y de realizar profanaciones.
Se trata de un hecho histórico que está documentado en libros de la época guardados en el Monasterio de Guadalupe en los que se revela que, al parecer, no fueron los judíos los autores de la tropelía sino «algún viejo cristiano» movido por la ambición y por intereses económicos, debido a las riquezas y bienes que la comunidad judía atesoraba y por su intención de hacerse con ellos.
En la escena se introduce también una historia de amor entre dos jóvenes de las dos religiones para trasladar a la realidad las consecuencias de los actos. El texto ha introducido cambios en la escenografía, la ambientación y en el vestuario, en el que han trabajado en durante dos meses en un taller de costura en la localidad.
