La bruja Circe
Echo una mirada sobres los murmullos, rumores y diretes.
Los hay para todos, unos que se quejan del ruido y desde luego si hay ruido y claro que hay suciedad y hay que enviar hay que enviar más brigadas de limpieza. Pero todo este río de personas que han pasado por aquí, ha llenado hoteles y apartamentos, ha dejado dinero en hostelería y establecimientos de ventas y el dinero, llenará la bolsa de la compra de familias, y la caja de pequeños tiendas y pagará los preciosos zapatos blancos de comunión de alguna niña o su traje especial para la boda de su tía. Se taparan con ese dinerito muchos parches pequeños y algunos grandes.
Me pareció que había exceso de seguridad, patrullas y patrullas, que a los vecinos nos ha beneficiado porque excepto los vendedores de pulseritas, jóvenes subsaharianos, educados sin dudarlo en alguna escuela de este país, bien vestidos y duchados, hasta con mucho estilo y algunos pateadores de tambores muy aislados, hemos estado muy tranquilos. Desaparecidos los numerosos grupos de seudo hippies, peludos, jóvenes, con su nube de aroma a cannabis, sus numerosos perros sueltos con pinta de no tener chip, sus mantas y elementos donde se sentaban, jugaban, comían y a veces y lo he visto con mis ojos se ejercitaban en el sexo. Como decía esa gente estaba casi desaparecida. Y es que había un aroma a la vieja ley de vagos y maleantes.
Comprendo que no podemos estar todos de acuerdo, pero mi valoración general es muy positiva, la publicidad echa en Gran teatro, muy buena, con continua información, sobre los horarios, artistas y actuaciones. Un buen uso de los carteles digitales.
Mi valoración general es que es positivo para la ciudad.
Espero que podamos mantenerlo y los ecologistas, no decidan que una ciudad envenenada con polvo de litio, no es buena para gozar de estos y otros días de encuentros y ahora a pasarlo.
A pasarlo bien en las Ferias de San Fernando.
