La bruja Circe

Creían los antiguos que el sol luchaba durante tres días 21, 22, 23, para no continuar apagándose un poco antes cada día y el 24 salía victorioso y comenzaba poco a poco a alargar los días y recuperar fuerzas. Eran días de fiestas, se celebraba la vida y ahora también lo hacemos.

Apolo y Saturno eran venerados durante el solsticio y el apogeo de sus fiestas ocurría normalmente durante el 25 de diciembre. Huitzilopochtli, en México, también era venerado durante estas fechas.

Celtas, persas, griegos, sajones, incas, babilonios y hasta en la prehistoria, tenían su propia interpretación. Celebraban lo que los hombres habían celebrado desde que salieron de la cueva de las sombras, el solsticio de invierno, lo más importante del año si se es un humano dependiendo de la naturaleza.

Y ya más modernos y plenamente ligados a nuestra historia y cultura la festividad de Natalis Solis Invictis, romano, que celebraba el renacimiento de la luz, personificada en el dios Apolo. Romana también es la, Saturnalia, una fiesta en honor a Saturno y que duraba una semana, celebrándose el clímax durante el 25 y esto queda en la memoria colectiva

Durante las saturnales había intercambio de regalos, se liberaban temporalmente a los esclavos, se detenían las guerras y otras obligaciones. Además se celebraban banquetes públicos y una especie de ambiente de carnaval rodeaba los foros romanos. Saturno, en su aspecto de dios de la agricultura era el verdadero protagonista por la renovación del ciclo. De modo que vamos a dejarnos de penurias y protesta y celebremos la vida la llamemos por el nombre que sea, porque en este tiempo iniciamos la cuesta que nos lleva a la primavera y la renovación de la vida y aprovechemos cada día.

Felices fiestas a todos.

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