La bruja Circe

Por San Blas cigüeñas verás… Se acerca la fiestas de San Blas, cuando tradicionalmente en nuestros pueblos se esperaba la llegada de las cigüeñas como un aviso de los cambios que preceden a la primavera.

En la cultural rural ya se habían hecho las matanzas, los embutidos y salazones de las carnes, la recogida y las conservas de las frutas de invierno, arándanos o cítricos.

Y ahora en estos días en que se lanza una alerta amarilla, si hay nieblas, en las vaguadas y hablamos tanto, de cambio de clima. Pasamos por alto que somos, hijos, del cambio climático.

A lo largo de la prehistoria y luego la historia son los procesos puntuales de inestabilidad medioambiental los que crean el camino de la evolución. Para quedarnos cerquita, en los últimos días digamos, la aparición de las herramientas, construcciones más sofisticadas o la aparición de las primeras redes de intercambio y comercio, llegaron con los cambios climáticos del pasado a adaptarse a climas cambiantes.

Hace 15.000 años, nos habíamos expandido ya, por todo el planeta, libre de hielo. El fin de la Edad de Hielo cambio nuestra especie, el ser humano dejó de ser nómada, para empezar a asentarse, comenzar a cultivar y domesticar animales.

Ahora nos cuentan cada día cómo va el clima y vemos los cambios y sabemos que los cambios climáticos del pasado marcaron la historia. La inestabilidad climática no es exclusiva de nuestro tiempo.

Cuando termino la glaciación y el clima se templó, cada vez había más comida disponible, aparecieron asentamientos estables y ciudades.

Durante lo que se conoce como el evento climático 8200, la temperatura terrestre descendió entre 2 y 4 grados centígrados. De repente, el estuario del Tajo, se llenó de especies comestibles, lo que permitió y una explosión demográfica hizo su aparición en esa zona.

Cuando apareció la historia leemos que fue el clima quién influyó en la desaparición de la Antigua Grecia y en la desintegración del Imperio Romano que coincidió con un periodo de frío, malas cosechas y hambruna en casi todo el mundo relacionados con las erupciones del volcán Okmok, en Alaska. Sus cenizas oscurecieron el sol durante varios años y provocaron un enfriamiento generalizado con alteraron los patrones de lluvia.

Las lecciones, nada fáciles de tragar, sobre las consecuencias de las crisis climáticas se acumulan a lo largo de los milenios. Hoy lo estamos viendo venir y podemos intentar frenarlo o adaptarnos rápido para paliar las consecuencias.

Hoy que nuestras cigüeñas en gran parte se quedan, que hay agua cuando tendría que haber escarchas. Nos asustamos, pero fuera susto, vamos a cambiar, pues vamos a aprovechar el cambio. Y escuchemos el crotar de la cigüeñas como un indicio del despertar de la nuevas ocasiones y cambios y que sean para bien.

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