Reflexiones de un tenor
Alonso Torres

Observando la mañana, caminando por los alrededores de Cáceres, me descubro a los pies de aquellas torres abandonadas que en su día me sirvieron de paño de lágrimas (jeje, ella no me quería, o por lo menos así lo entendía yo entonces, y ahora el tiempo es ido, que diría el letraherido –joder, me ha salido un asqueroso pareado, “ido” y “letraherido”; no tengo remedio), y en este mismo momento rememoro a quien ha sido uno de mis amores más grandes e inconmovibles, mi abuela Gene.

Gene es/era la madre de mi madre, una tipa divertida, cuidadora, amable, buena, siempre dispuesta y muy cantarina y silbadora; en su día, antes de conocer a mi abuelo Joan (un abuelo nacionalista catalán y el otro “camisa azul”, soy muy, pero que muy español), quiso irse a América, y siempre creí que su destino era La Argentina (en mi casa existe toda una colección de “Billiken”, unos tebeos, unos cómics de aquellas tierras que les compraban a mi madre y a mi tía para que la mierda hortera de las revistas para niñ@s de la época franquista, no las jodieran enteramente y supieran que había otras tierras y otras culturas), pero no, la primera vez que pal Caribe me fui, me enteré que su destino hubiera sido Cuba o Puerto Rico (y allí estuve en 1994, en el FIT Caribe, con La Tuna, ¡Aúpa!).

Un abuelo nacionalista catalán y el otro “camisa azul”, soy muy, pero que muy español

Ahora, cuando ustedes lean esto, estaré, Dios mediante, en Cuba; me he ido allá para hacer negocios (puros y paladares), cantar y conocer a doña Barbarita, una tipa excepcional que me ha presentado, es una forma de hablar, en la distancia, Pilar Boyero. Barbarita “ve” cosas, y yo, como mi abuela Gene, solo creo en el ácido acetilsalicílico (y en un momento dado, en Dios), y me esfuerzo por no creer, además, perooo… pero me gusta pensar que hay gente que cree (así las guillotinas, algún día, podrán volver a funcionar). Allí estarán, porque me han dicho que estarán, Juan Limón, Yacaré Cáceres, Anaconda Wilson y La Perla, los personajes protagonistas, si alguna vez me da por escribir, una “aventi” de piratas, <<No salía con claridad el sol en la mañana en que La Perla dio de comer por primera vez a Yacaré>>.

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