Licenciada en Filología Clásica por la Universidad de Extremadura, y profesora de enseñanza media en Cáceres, Pilar Galán (Navalmoral de la Mata, 1967) ha publicado numerosos libros, tanto de cuentos como novelas y obras de teatro; una amplia trayectoria literaria que se le ha reconocido con múltiples premios, y que continúa con nuevas publicaciones, como su última obra, ‘La vida es lo que llueve’, una colección de 32 microrrelatos o narraciones breves.

Profesora, escritora, articulista, colaboradora de programas de radio… Creo que no es necesario decir quién es Pilar Galán, pues su ya amplia trayectoria le hace ser de sobra conocida, pero ¿cómo se definiría a sí misma?

Como profesora, sobre todo, que es mi primera vocación; y como cuentista, en el buen sentido de la palabra; y como lectora voraz, mucho antes que escritora.

¿Y en que faceta se encuentra mejor? ¿En cuál se siente más realizada?

Como profesora y como escritora. Me he dado cuenta de que al explicar las palabras a mis alumnos las entiendo mucho mejor, y al escribir lo que veo y miro, empiezo a comprender el mundo, al menos el que me rodea.

Son ya muchas las obras que han salido de su pluma, pero ¿cuál es su primer recuerdo como escritora?

Curiosamente, un poema. Escribía unos ripios horribles en los cumpleaños. Y como escritora de cuentos, un concurso que gané con nueve años. Mi profesor de francés, al que yo adoraba, me dijo que ya no iba a librarme nunca de esa ansiedad de contar. Y tenía razón. También vaticinó que iba a fumar como un carretero y tenía razón también, por desgracia, aunque llevo ya un tiempo sin fumar.

“La literatura tiene la competencia feroz de las tecnologías, pero siempre puedes interesar contando una buena historia”

Cuando se plantea una nueva obra, ¿cómo le viene la inspiración? ¿Cuáles son sus principales fuentes de inspiración?

Yo creo que un escritor no es más que una persona que va por el mundo con los ojos abiertos. Y mira, y ve, sobre todo esto último. La inspiración está en la realidad, que gana por goleada a la ficción. Solo hay que abrir un periódico o ver un telediario. Y luego, también están las relaciones de pareja, tan, tan complejas; las familiares; los microcosmos ocultos en cada uno; y por supuesto, mis alumnos, fuente de inspiración inagotable, en el buen sentido. Su creatividad es casi inalcanzable

Ahora acaba de presentar ‘La vida es lo que llueve’, ¿cómo le surgió la idea de este nuevo libro de cuentos?

Yo, que siempre me he reído de todo, empezando por mí misma, dejé de reírme hace un año, con la muerte de mi padre y la enfermedad de mi madre. De pronto perdí la mirada sobre las cosas, dejé de entenderlas. Hay un antes y un después de todo esto, y este libro es un intento de contarme las cosas, de cicatrizar las heridas que no se cierran nunca. Al final, como siempre, mientras escribía, volví a mirar con ironía y con humor algunas historias y fue un alivio. Puede que la literatura no sea más que eso, un alivio, un consuelo.

En él habla de la muerte y de la desmemoria, pero no de una forma pesimista y lúgubre. Exactamente ¿qué ha querido transmitir?

Que el humor y la ironía hacen que nos distanciemos y podamos entender mucho mejor lo que pasa. El humor negro, la literatura de humor, tan poco valorada, me parece muy necesaria.

«La inspiración está en la realidad, que gana por goleada a la ficción”

Dicen que los cuentos y microrrelatos son los ‘hermanos pobres’ de las novelas, obras más amplias que han querido pero no han podido llegar a ser. ¿Qué opina?

Cuentos y microrrelatos son subgéneros narrativos, cerrados y acabados, coherentes en su espacio y en su duración. Una novela es algo distinto, igual que el teatro o la lírica. Son distintas formas de contar, cada una con su extensión.

¿Considera que hoy, en esta época de claro dominio de las tecnologías, sigue siendo relevante el papel del escritor?

El papel del escritor es independiente del formato. Han existido la literatura oral, los copistas, los juglares, los romances…, y las ganas de escuchar buenas historias o de leerlas son independientes del formato.

¿Qué aporta la literatura que no se puede encontrar en otras tecnologías?

La literatura no es una tecnología, pero si hablamos de lectura, como tal, aporta frente a internet, frente al bombardeo informativo, calma, sosiego, esfuerzo y concentración.

“La lectura, frente a internet, aporta calma, sosiego, esfuerzo y concentración”

Prolífera escritora, pero creo haber leído en alguna ocasión que usted se siente ante todo profesora… Y por su continuo y directo contacto con alumnos, ¿considera que los jóvenes de hoy se sienten interesados en la literatura? ¿Más o menos que antes?

Los alumnos leen, otra cosa es que lean lo que nosotros quisiéramos y en el formato que quisiéramos. La literatura tiene la competencia feroz de las tecnologías, pero siempre, siempre, se puede interesar a los alumnos contando una buena historia.

Volviendo a su faceta de creadora literaria, y para terminar, ¿podría decirnos si tiene algún nuevo proyecto en marcha?

Ahora mismo no dispongo de mucho tiempo, pero siempre tengo la cabeza llena de historias. Otra cosa es que pueda sentarme a contarlas. Siempre hay un momento en que te dan tantas vueltas por la cabeza, que necesitas contarlas.

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