ayuda-haiti-1-mes

Las consecuencias de los conflictos armados, desastres naturales…, siempre mayores para la infancia, hacen que las emergencias aumenten y se requieran más recursos y campañas de apoyo para llegar a todos los afectados.

Frente a los desastres naturales, las guerras, los conflictos armados… las víctimas más indefensas son siempre los niños, pues para ellos las consecuencias, como enfermedades, desnutrición, reclutamiento por parte de fuerzas armadas, violencia sexual… son devastadoras. Y además, a estas consecuencias directas se suman también para los más pequeños la pérdida de sus hogares y sus familias, y la de servicios básicos como son la atención sanitaria y la educación.

Es una dura realidad ante la que es difícil no sobrecogerse, y aún más si conocemos las cifras, si tenemos en cuenta que el año pasado 250 millones de niños vivían en países afectados por conflictos armados, o que 28 millones se encontraban fuera de sus hogares, obligados a huir de la violencia y la inseguridad.

Y a estas situaciones a las que millones de niños y niñas se enfrentan cada día, que siguen requiriendo ayuda urgente, siguen sumándose otras, otros tipos de conflictos y emergencias que hacen que la necesidad de apoyo y colaboración siga haciéndose cada vez mayor. Surgen nuevos desafíos, como lo fueron en 2015 el ébola, que demostró la necesidad de mejorar las acciones de movilización social en crisis relacionadas con epidemias.; o la crisis de refugiados y migrantes en Europa, que ha supuesto iniciar programas de emergencia en países en los que nunca antes se habían hecho necesarios, como es el caso de Grecia, donde por ejemplo UNICEF, que no tenía acción directa, ha tenido que intervenir.

Las consecuencias

No cabe duda de que los conflictos armados, las guerras, los desastres naturales, las epidemias… son siempre devastadores, y trágicas son sus consecuencias, en especial para los más pequeños. Para estos la supervivencia será mucho más difícil, su salud y su vida se verán mucho más amenazadas, pues no hay que cerrar los ojos ante la realidad de que el tráfico de niños, el reclutamiento forzado, la separación de sus familias, los secuestros… son algunas de las violaciones de derechos de los niños que ocurren en estas situaciones.

En ellas, casi siempre, los centros de salud son destruidos o dañados, hay escasez de personal y de suministros médicos básicos, cortes de electricidad y falta de combustible que impiden el funcionamiento del sistema de salud, y con ello los niños no reciben una atención médica adecuada, ni vacunación para prevenir enfermedades, y se vuelven más vulnerables a la desnutrición y a las enfermedades debido a la falta de alimentos y agua potable, y a las malas condiciones de salubridad…

Su salud se ve afectada, como también su educación, necesaria porque puede mantener a los niños a salvo de abusos, tráfico y reclutamientos por grupos armados, además de darles la oportunidad de tener un futuro mejor.; porque ir a la escuela no sólo ofrece oportunidades de futuro, también ayuda a que los niños aprendan a relacionarse desde la no-violencia. No cabe duda de que, tras una emergencia, la vuelta a la escuela es la mejor manera de ayudar a los niños a recuperarse de las experiencias vividas; volver al colegio, que es un entorno seguro, restablece en ellos una sensación de normalidad y les ayuda a superar los traumas.

Y otra consecuencia grave y directa para los niños es que estos, tras una emergencia, pueden estar solos, expuestos a maltratos, abusos y explotación, y tienen que hacer frente a dolorosos recuerdos y experiencias vividas, que pueden generarles traumas. El impacto de los desastres en ellos puede producir muerte, lesiones, mutilaciones, exclusión, traumas….

Sumar para resolver

Es una realidad ante la que UNICEF no deja de actuar. De hecho, sólo en el pasado año 2015 respondió a un total de 310 emergencias, incluidas muchas que no aparecen en las noticias. Trabajó antes, durante y después de estas emergencias a través de intervenciones integrales relacionadas con sus áreas de trabajo, como salud, nutrición, agua, saneamiento e higiene, educación y protección…

Pero pese a ese constante trabajo, a esas numerosas respuestas a las emergencias que surgen, desde UNICEF se reconoce que “las consecuencias de estas emergencias son tan terribles para la infancia” que necesitan muchos más recursos para llegar a todos los niños víctimas de estas dramáticas situaciones.

Y por ello lanza una nueva campaña, ‘Uno más uno, son muchos más’, un lema con el que quieren trasmitir el mensaje, y hacernos conscientes a todos, de que la suma de muchas pequeñas cosas puede generar grandes resultados, que como “muchos diminutos granos de arena forman un vasto desierto o muchas minúsculas gotas de agua componer un inmenso océano, muchas personas sensibles a las necesidades de los niños, unidas, pueden establecer una sólida alianza con mucho poder de transformación”.

En UNICEF están seguros de ello, convencidos de que un colaborador más otro, un socio más otro, un SMS más otro, una donación más otra…, por pequeñas que sean, “pueden garantizar los derechos a la supervivencia, la educación y la protección de los niños y niñas más vulnerables, y transformar sus vidas”; completamente seguros de que esta suma puede suponer una enorme diferencia para los niños víctimas de conflictos armados o desastres naturales, suponer para ellos más vacunas, más medicinas, más Espacios Amigos de la Infancia, más tratamientos contra la desnutrición, más escuelas, más protección…

Artículo anteriorSituaciones de emergencia El trabajo de UNICEF: los niños primero
Artículo siguienteSemana del 21 al 27 de noviembre

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí