¿Cuándo nació en Isidro Timón la pasión por el teatro?
Bueno, antes de nada señalar que al frente de ‘Maltravieso border scene’ estamos dos personas: Amelia David y yo. En mi caso, la pasión surgió siendo muy pequeño, pero si tuviera que marcar una fecha, fue en la Universidad, en los años 80, cuando me di cuenta de que esto me interesaba más que ninguna otra cosa.

¿Qué recuerda de sus inicios?
La emoción, la tremenda aventura que suponía ponerse frente al público y sentir sus risas y sus lágrimas. Me interesó tanto que busqué en este mundo mi sitio, que no era la interpretación, sino componer, entender las claves que originaban esa emoción, y desde entonces estoy investigando, aprendiendo y aplicando lo que aprendo a conseguir esa emoción.

En el mundo del teatro, ¿cuáles son las principales dificultades?
Hay que entender qué significa el teatro hoy. Si en los siglos XVII, XVIII, XIX… podría compararse a la televisión del siglo XX porque era un espacio importante en el ocio de las personas, hoy todo ha cambiado. Ahora podemos creer que es un producto arqueológico y simplemente protegerlo o, por el contrario, considerarlo un espacio mágico en que el tiempo se detiene, en el que nos olvidamos de mirar el móvil y abandonamos durante un tiempo la vida de titulares y multipantallas. Quien encuentra esas claves ya nunca abandona el teatro. La principal dificultad, fidelizar al público, conseguir nuevos y contar con los apoyos necesarios para que el verdadero trabajo creativo, no el que se basa en el oportunismo comercial, llegue a ese público.

¿Y las satisfacciones?
Son muchas. El teatro es cercano, inmediato, y la relación directa con el público genera una comunicación que solo encuentras en la oscuridad de una sala de teatro. La satisfacción más importante es, por tanto, la que te devuelve el público. También ver tus textos y las obras que diriges representadas…, y los premios, claro.

La idea de crear Maltravieso, ¿cómo y por qué surge?
La idea, basada en mi convencimiento de que la práctica del teatro aporta grandes beneficios a las personas: es terapéutico, mejora la conexión física y psíquica con nuestra propia realidad, favorece la comunicación, propicia el trabajo en grupo, la responsabilidad, la generosidad…, llevaba tiempo en mi cabeza. Consideraba que en Cáceres existía un espacio sin cubrir, una escuela de artes escénicas para la gente de la calle, para aficionados que no buscan en la interpretación su modo de vida, y surgió la oportunidad de crear la Escuela de Artes Escénicas Maltravieso, el espacio físico en el que se podía llevar a cabo.

Y entonces fue cuando contó con Amelia David…
Fue la primera persona con la que conté, con Amelia, una excelente actriz, con criterios pedagógicos que me interesaban mucho, y lo demás vino solo. Amelia ahora es socia en esta aventura, y hay, además, otras personas que trabajan con nosotros y son piezas fundamentales: Laura Durán, Ana Mos, Gabriel Ferrá, Sergio Barquilla, Rubén Lanchazo… y los casi 90 alumnos de la EAE Maltravieso que cada día nos demuestran que esta ilusión tiene largo recorrido.

Su vida son las artes escénicas y ahora un premio se lo reconoce, ¿qué significa para usted el Premio Avuelapluma?
Algo muy, muy importante. Es un premio que nos llega desde otra iniciativa que admiro por la valentía que supone y por lo que ha significado para la ciudad de Cáceres. Creo que esas coordenadas merecen apoyo y respeto, y que se nos premie a nosotros, que llevamos poco más de un año intentando activar la vida cultural de Cáceres y vivir de ello con dignidad, nos motiva enormemente y nos llena de energía.

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