Cartel

El festival que parte la pana se traslada a Matalascañas el sábado 6 de agosto.

Horteralia (HTL), la antítesis a los festivales de pop y rock que pueblan la geografía nacional (sobre todo en verano), se ha convertido ya en una cita consolidada en Extremadura. Cada año, miles de fans de los looks imposibles se trasladan a Cáceres para disfrutar de este festival, que en 2016 se desdobla y propone dos ediciones: una en verano y otra en invierno.

La ‘summer edition’ ya tiene fecha y lugar: Matalascañas, el 6 de agosto; la ‘edición invernalia’ será en Cáceres, todavía con fecha y espacio por determinar.

El festival que parte la pana se traslada al sur, en pleno verano, con la canícula, para trasladar la reverencia por las riñoneras, calentadores y las denostadas hombreras a un enclave donde los sombreros horteras se entremezcla con el pescaíto frito: Matalascañas (en el recinto Surfasaurus).

El cartel está cerrado, pero todavía nos lo reservamos. Pero, en cualquier caso, estará a la altura de lo que se espera de este festival, que en cada edición practica una oda a lo kitsch, con desvergüenza y profesionalidad a partes iguales.

Así que ya puedes ir preparando tu look de Amancio Hortera para poder disfrutar del único festival donde la música y la (anti) moda se fusiona con el buen rollo, sin necesidad de que te definas en ninguna tribu urbana.

Si habitualmente la escena de grandes eventos musicales se dirige hacia una determinada tribu con un estilo de vida propio (pop, rock, indie…), aquí simplemente tienes que rebuscar en el armario (el tuyo, el de tu padre o el de tu abuela) para reivindicar otro concepto de festival.

Desfile de hombreras, riñoneras, chándales varios, sandalias imposibles, chalecos fresquitos… todo cabe en el paraguas del ‘horterismo’ y la estética kitsch que propone este festival creado por la Asociación Cultural Avuelapluma.

HTL es lo que todos los festivales quieren ser y no se atreven, por prejuicios básicamente. Déjate llevar por la fritanga sureña y apúntate a esta experiencia única.

Eduardo Villanueva /

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