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Cánovers /
Conrado Gómez

El próximo sábado celebramos en Cáceres la VI edición de Horteralia, un evento que promueve otra forma de ser y estar, alejado de los patrones que impone la industria del entretenimiento. Horteralia, aunque nos lo tomemos a broma por su naturaleza, supone para Cáceres ese soplo de aire fresco que necesitamos para pensar que aún tienen cabida proyectos innovadores. Horteralia es importante para Cáceres también a nivel económico, pues genera en la ciudad y en el entorno en el que se celebra cifras muy positivas para el comercio local. Es más, y poniéndonos serios, es el festival de pago con mayor afluencia en la ciudad. Sí, aquí no caben las propuestas de acceso libre o gratuito, porque eso es jugar en otra liga. Ya nos gustaría que las subvenciones se repartieran con proporcionalidad y equilibrio. Queremos un festival que recupere la esencia carnavalera que esta ciudad tuvo hace algunos años. Queremos que atraiga cada año a más gente del resto de España para que se vuelvan sabiéndose los descubridores de un destino ‘hot’.

Horteralia es la prueba fehaciente de que las buenas ideas no necesitan grandísimos presupuestos para convertirse en realidad. Fíjense ustedes que la semana pasada el suplemento de moda de El País, Smoda, hablaba de la fabulosa iniciativa que sería montar un festival que aunara hits del verano y estilismo hortera, aderezado todo con una inyección letal de desinhibición. Animaban a que alguien hicieran algo así. Y sería fantástico excepto por un levísimo detalle: llegan 6 años tarde, pues esto a lo que se refieren se llama Horteralia.

Horteralia es importante para Cáceres también a nivel económico, pues genera cifras muy positivas para el comercio local

Es mucho más que un festival y se celebra aquí. Algo por lo que sentirse orgulloso. Un proyecto de ciudad. Un proyecto que puede crecer hasta convertir a Cáceres en la capital de la ‘antimoda’ y la ‘antimúsica’ durante varios días. Y lo digo con todo el respeto, pues coincidirán ustedes conmigo en que no hay una definición universal para la elevación estética. Así que sí, si a Cáceres vienen miles de personas a dejar sus euros, bienvenidos sean. Que se alojen en hoteles, que coman en restaurantes, que desayunen en bares y cafeterías, que visiten museos, que vayan de compras… al fin y al cabo, ¿no es por lo que luchan muchas ciudades?

Lo que empezó siendo una propuesta descabellada se ha convertido en uno de los mayores eventos de la ciudad y de la región. Disfruten de esta cita sin igual, prepárense para dejar la vergüenza en casa y desempolven ese viejo arcón de ropa repleto de modelitos que en su día realzaron el tipazo de su abuela. Adelante.

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