La bruja Circe
Dicen que la historia la escriben los vencedores y es cierto, por eso, en todos los estados y pueblos, en todos los tiempos se ha escondido la historia completa y a nosotros también.
Al menos se esconden episodios vergonzantes como guerras fratricidas, purgas por religión, por pensar distinto, por atreverse a ser, a estudiar, a plantearse metas y más si eras una mujer, a tomar decisiones o a ser distinto en tus conceptos de identidad.
Estaba leyendo las barbaridades de las guerras carlistas, que llevaron a los prisioneros a ser antropófagos para intentar subsistir, o en la absoluta barbaridad de la inquisición, ¿de veras alguien puede armonizar, «ama a tu prójimo como a ti mismo» con la destrucción de familias, la muerte de muchas y muchos o la aniquilación de ideas y pensadores?
Y más lejos hace unos 4500 años una tribu caucásica atravesó Europa diezmando a los varones y procreando, supongo que a la fuerza la mayoría de las veces, con la mujeres, de modo que en cierta forma todos los europeos somos muy muy primos.
Si somos conscientes de todo eso y mucho más, estaremos atentos primero a nuestra naturaleza guerrera y segundo a no recaer en viejo vicios y radicalizaciones.
También dejaremos de pensar que la iglesia es un pastel delicado y no hablo de la fe, que eso es íntimo y admirable.
Hablo de la institución, donde como humanos que somos, hemos luchado guerras, exterminado o permitido, vergonzosas aptitudes de sus ministros.
Por eso, se nos esconden estos hechos horribles, bajo otros más amables, pero necesitamos conocerlos todos para tener un criterio certero.
Y lo peor es que día a día, nuestros niños, están peor y peor formados en historia. Se toman con pinzas, tres o cuatros cosas y fechas, borrando cualquier episodio escabroso.
Si leemos los libros de texto, pareciera que el levantamiento del 2 de mayo es solo un cuadro. No estaremos quizás aquí para verlo, pero conocer y entender las circunstancias y los excesos de la historia, puede evitarnos muchos problemas futuros.
Porque, si llevamos en medio de nuestra cabeza un pequeño cerebro animal de mucho antes que fuéramos mamíferos, cómo no van a latir en nosotros las guerras, el llegar a los extremos o el matarnos por un rey que nunca vendrá a cenar en navidad, ni sabe que existes, o por unas ideas.
Yo espero que comiencen a florecer algunas mentes curiosas, inteligentes y equilibradas. Ahora que tenemos a mano todas las bibliotecas del mundo e un móvil.