La bruja Circe

Definir el problema es una gran parte de la solución.

¿Cuál es la mejor manera de resolver un problema? Comienza por un papel y un lápiz enfoca paso a paso. Define.

¿Qué te sucede?, ¿cómo y quién puede ayudarte?, ¿cuáles son las herramientas con las que cuentas y cómo aplicarlas? Plasmarlo en el papel, que tú lo leas.

Si al escribir ves, muchos yo. «Yo» siento que mi madre tiene la culpa, «yo» creo que esto fue por lo que me pasó, no soy «yo», es por mis compañeros o no soy «yo» son mis hermanos, no soy «yo» es mi marido o hijos.

A ver, el problema son las sensaciones del yo, lo que el yo siente, lo que el yo piensa, lo que el viejo yo recuerda, el yo, que siempre encuentra culpables, el yo inmaduro.

Y pregúntate ¿Quién es ese yo, que te causa tantos problemas? Tú no eres ese yo, tú eres mucho más. Ese yo, con recuerdos obsoletos, con aptitud poco madura, echando pelotas fueras.

Ese yo te hace daño.

A ver si puedes ponerle coto a ese yo, tan inmaduro, que tantas veces te come la cabeza y te daña con cosas que no te benefician.

No eres responsable de otros, pero siempre lo eres de tus decisiones y tu albedrío.

Identifica el problema, sin juzgar, el problema es : por ejemplo, las desavenencias con tu pareja, las opiniones encontradas, los problemas de dinero, un trauma que no está superado… Afróntalo con claridad, tú estás en posición de poder.

Busca varias soluciones, escríbelas, ponlas en marcha.

Si no estas bien, cambia tú primero. Aprende a ver las cosas de otra manera, atiende a lo que necesitas de verdad. Pero no te autoengañes creyendo, en príncipes o contándote el cuento de la lechera.

Si eres adulto no culpes a los del pasado de lo que haces hoy. Quien te hizo daño en el pasado es responsable de aquel momento del pasado y estás en tu derecho si no lo quieres en tu vida.

Pero de lo que haces hoy tú eres responsable y eso soluciona la mitad de tus problemas, porque date cuenta, ahora eres tú quien decide.

Habrá muchas soluciones, pero tendrás que elegir entre ellas y no importa si cometes un error, estás en tu derecho a no acertar a la primera. Créeme los demás han errado muchas veces, si tienes un fallo vuelve a intentarlo, no te desanimes ni culpes a nadie, seguramente no era el momento o no tenías las herramientas.

Planea tus pasos y no abras las orejas a las voces desalentadoras, que solo te quitan fuerzas y capacidad resolución.

Aunque te cueste aceptarlo, no te van a valer escusas, danzas tu vida como tú quieres, pero recuerda que eres tú quien pagarás el precio, no lo pagarán los traumas de pasado, tu madre, tu padre, la profesora, los que perdiste o te dejaron.

Deja el pasado atrás y afiánzate, en tu camino, elije lo que quieres, apártate del camino constante de las quejas y las recriminaciones, busca el camino a la alegría la forma en que miras las cosas es la mitad de la solución. A disfrutar, de todo lo que tienes hoy.

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