Historias de Plutón
José A. Secas

El pasado sábado día 7 asistí, en El Corral de las Cigüeñas, como testigo privilegiado e invitado preferente, a la recepción y fiesta de bienvenida del embajador de Can Maseda en Serendipia. Dicho así, parece que no tiene mucha importancia este acontecimiento de nombre raruno pero desentrañando las claves de semejante evento, estaréis conmigo en que merece ser destacado y, por ello, lo hago. Tengo que advertir que estas líneas han sido escritas unos días antes de su llegada. No tengo que hacer mucho esfuerzo para imaginar que será -fue- un éxito y que todos los invitados que allí estaremos, hemos de saborear algunos de los elixires más agradables que la vida nos ofrece: la tolerancia, la diversidad, la alegría y la mistad (entre otros).

El ser catalán le da más valor al hecho de acometer con fe este cambio apasionante en su vida

Jordi Fornos Vicens, el embajador, es tan bienvenido en nuestra comunidad que ya le esperábamos con los brazos abiertos muchos de los que conocemos, estimamos, queremos y amamos a su pareja, anfitriona, receptora y motivo principal por el cual este distinguido personaje se viene a vivir con nosotros: María José Castro Silva, “la Negra”. Gracias al amor surgido entre ellos y cultivado durante más de tres años, Jordi se traslada a nuestra tierra para ser uno de nosotros sin dejar de ser él mismo; un ser humano especial: sensible, cariñoso, abierto de mente, excelente conversador, divertido, solidario, comprometido, artista, valiente, dialogante y con gran sentido del humor… buena gente. Os lo aseguro. Cualidades como persona que están por encima de sus circunstancias, de su nacencia y de sus apellidos. El ser catalán le da más valor al hecho de acometer con fe este cambio apasionante en su vida. La razón es poderosa. El amor todo lo puede.

Me siento muy afortunado de encontrarme en primera fila en este entrañable comité de recepción. Todos los amigos de María José -ahora también suyos- nos sentimos orgullosos y satisfechos de ser partícipes y compartir la alegría de vivir esta experiencia tan positiva y que dice tanto del poder del amor; el motor que hace posible el progreso, el bienestar y la felicidad del género humano. Gracias a ellos y al profundo sentimiento que se profesan (que comparten e irradian) todos nos sentimos mejores; más humanos (en el mejor sentido de la palabra).

No es común en estos tiempos poder disfrutar de la compañía de una persona tan singular. Aún somos pocos los que podemos jactarnos de tener un amigo catalán que se ha venido a vivir a Extremadura por decisión propia -amor- con el único equipaje que le distingue (y a la vez le hace igual) de nosotros: su persona. Estoy seguro de que en poco tiempo seremos muchos cacereños y extremeños los que podamos presumir de tener a un barcelonés entre nuestras más queridas amistades. Bienvenido, Jordi. Cuenta conmigo -con muchos- para hacerte sentir en Cáceres como en casa. Tu nueva casa. Gracia María José por dar tanto amor a quien tanto te ama.

Artículo anteriorLa tumba de franco
Artículo siguienteEl Festival de Teatro Clásico de Cáceres atrajo a 12.620 espectadores

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí