La bruja Circe

Cada poco tiempo, tengo un día de trapos y bayetas.

Ese día viene mi amiga Ángela a ejercer de directora de limpieza comenzando por sacudirme las telarañas de la pereza y obligarme a entrar, colocar y organizar todos los rincones que día a día voy dejando atrás, con el pretexto de que no corre prisa. Podíamos decir que Ángela es una terapeuta, que usa la limpieza física, para crear un cambio en el ambiente y en las personas.

¿Qué sucede?, que los primeros días todo está colocado, con nada que hagas brilla, pero al paso de los días poco a poco, las prisas, la procrastinación, los luego lo coloco, vuelven a desorganizarlo todo y vuelta la burra al ruedo.

Eso es lo que yo llamo efecto ejercicios espirituales, que se puede aplicar a todo en la vida, ahora mismo lo vemos en la hartura de palabras de paz y buena voluntad.

Terminamos el año llenos de buenos propósitos, salimos santos de los ejercicios espirituales y convencidos de nuestro psicólogo, equilibrados tras la consulta de nuestras terapeuta o nuestra asesora emocional, terminamos en paz cuando trabajamos con las constelaciones familiares, vamos a Reiki, nos trabajan con un masaje o con acupuntura.

Y esa sensación de haber encontrado el centro y de todo está en orden, nos gusta tanto que muchas veces corremos.  De una terapia a otra, de un sistema a otro o de un profesional a otro, el síndrome del buscador de la luz

Nos estaremos engañando, somos nosotros, los que si queremos que todo permanezca limpio y equilibrado tenemos que. Limpiar y colocar en cada ocasión, cada día, cada desarreglo y no importan los pretextos.

¿Eso es imposible ? Pues no, pero es improbable que si dejamos las cosas a medias ahora, para irnos a otro menester, encontremos y sobre todo, queramos dedicar tiempo luego y lo arrinconamos. Eso lo hacemos igual con los conflictos emocionales, los vaivenes de nuestra mente, intentamos ignorarlos, los desequilibrios, químicos o metabólicos de nuestras glándulas que nos llevan a procesos graves los escondemos bajo la alfombra.

Y como sea volvemos a danzar detrás de los terapeutas, los cirujanos, los psicólogos o cualquier método o persona, que nos equilibre. Pero tú puedes equilibrarte y mantenerte así y no es malo buscar ayuda pero no te engañes pensando que el psicólogo o el terapeuta te va a curar con solo sus consejos, eres tú con tu constancia quien puede lograrlo, y si es muy malo colgarse de otros, depender de otros para nuestro equilibrio Aunque otros nos guíen es nuestro empeño en poner en práctica ese tratamiento lo que nos ayudará. No dudes de ti, si tú quieres podrás.

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