Tiempos posmodernos
Víctor Gabriel Peguero

Creo de verdad que la pasión de Pedro Sánchez es digna de estudio. Hay que reconocer que ha sabido resucitar contra todo pronóstico, dando una lección tanto a los que nunca creen, como a los que se relajan por creer demasiado.

Aunque, claro está, hay formas de resucitar y formas de resucitar. Uno puede resurgir de sus cenizas y volver a su esencia, como Ronaldo el otro -el de antes, al que no se le conoce fraude con Hacienda-, que después de gravísimas lesiones fue capaz de ser el mejor de Europa y del Mundo, o simplemente medio resucitar. Vamos, lo que viene siendo convertirse en un zombie.

Mucho me temo que la resurrección zombie es el caso de Pedro Sánchez. Digo esto porque la semana pasada vivimos un espectáculo bochornoso en cuestión de 48 horas. Primero dijo Pedro que el PSOE votaría en contra del tratado de comercio entre Canadá y la UE. Luego se ve que alguien le da un tirón de orejas en la UE y Sánchez dice que bueno, que se abstiene pero defendiendo los derechos laborales.

Este es el criterio de Pedro resucitado. O sea, ninguno; ninguno más allá de buscar, en modo zombie, los votos que le ha robado, cree, Podemos.

Sánchez pasa de dar un mitin a la americana vestido con una colosal bandera de España, a hablar de la nación plurinacional de naciones culturales, después a decir que se siente cerca de los votantes de Podemos para, finalmente, hacer el ridículo rechazando un acuerdo comercial -que, cómo no, ha de ser trabajado lo máximo posible por los Estados- entre la UE y Canadá, uno de los países más ejemplares en todos los índices de desarrollo, bienestar, democracia y libertad del mundo. Menos mal que alguien le dijo “Pedro, please”.

Este es la resurrección de Pedro Sánchez. Esta es la resurrección del PSOE. Sí, ahora tienen hambre, pero da la sensación de que más que una estrategia, lo que marca el ritmo del nuevo socialismo español es el olor a voto humano.

Hay quién disfruta del apocalipsis zombie del PSOE. Principalmente Mariano Rajoy, que ve cómo su rival más fuerte se debilita, y Pablo Iglesias, que sigue fiel a su propósito inicial de fagocitar al PSOE.

Yo no pido a Pedro Sánchez que entienda lo que es Canadá -más allá de una nación cultural-, pero mirar lo que le ha pasado al socialismo zombie francés no le vendría nada mal.

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