La temperatura de las palabras
José María Cumbreño

Por muy mal que estén las cosas, siempre en la vida pasa algo que, al menos durante un tiempo, nos permite seguir confiando en esa abstracción llamada futuro. A pesar de todo, nos levantamos cada mañana. A ver qué pasa.

Y esa confianza, muchas veces ciega, se puede aplicar casi a cualquier ámbito. También al de la cultura. Aunque, como siempre, los motivos nos los proporcione un puñado de personas que se empeña en hacer lo que las instituciones no hacen (y deberían).

“Es que en Cáceres nunca hay nada”.

Y entonces, en la Plaza Marrón se abrió ese oasis llamado Psicopompo por el que llevan pasándose, desde hace años, decenas de músicos, escritores y artistas de toda clase. Como el talento llama al talento, poco a poco, a esa plaza y sus inmediaciones, fueron llegando otros locales vinculados con la cultura: Lemon & Coco, la galería Kernel, el único restaurante vegetariano de la ciudad e incluso otra librería llamada “El mejor lugar del mundo aquí mismo”. Todo ello ha convertido a esa zona (y falta la ampliación del Helga de Alvear) en un espacio de lo más estimulante y digno de una verdadera ciudad.

“Es que Cáceres está muerta”.

Y entonces llega Inmaculada Blanco y se inventa “El pájaro azul”. Se supone que es una librería. En realidad se trata de mucho más. Yo no había visto antes aquí nada que se le parezca. Un lugar mágico. “El pájaro azul” está en la calle León Leal, que, a pesar de lo céntrica que se encuentra, ofrecía un triste panorama de negocios cerrados y carteles de “se vende”. Sin embargo, quizá con esa calle esté sucediendo algo parecido a lo que ocurrió en la Plaza Marrón. Por ejemplo, un par de números más allá acaba de abrir “Zeris Coffe”. Iba a decir que es una cafetería, pero me temo que me quedaría muy corto. Resulta fantástico comprobar, además, que quienes trabajan en ella son jóvenes que se arriesgan a traer algo diferente, jóvenes que no se marchan, jóvenes a los que probablemente les iría mejor en Madrid o Barcelona, pero que creen que merece la pena quedarse. A pesar de todo.

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1 COMENTARIO

  1. Vi a este señor llegar a un local para criticar que se estaban haciendo dos recitales de poesía a la vez. Cosas de pueblo y no de ciudades.

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