Opinión
María del Socorro Fuentes Prieto
Directora del Colegio “La Asunción” – Josefinas-

El lunes, 12, se abrió el proceso de admisión de alumnos en los Centros que finaliza el 26, muchos padres y madres tiene que tomar estos días decisiones que serán muy importantes para el futuro de sus hijos, especialmente aquellos que tienen hijos pequeños y que se enfrentan al dilema de ¿A la guarde o en casa?

Es indudable que todo padre/madre buscará aquello que va a ser lo mejor para su bebé y analizará los pros y contras de llevarlo a una Guardería o dejarlo en casa ¿Qué es lo mejor?
Tomar una decisión de tal calibre implica, al menos, tres consideraciones, siempre buscando el mejor desarrollo del bebé.

El primer factor a considerar es el emocional, qué duda cabe que un niño para que crezca sano y seguro, con una autoestima estable y un desarrollo emocional óptimo, necesita un entorno que le proporcione todo eso en lo que queremos que crezca y se desarrolle, además de una gran motivación y estímulo.

El contacto con sus progenitores es clave en los primeros años de vida, y la experiencia de seguridad que sean capaces de transmitir a su hijo o hija, será un factor importante que contribuya a que sea un niño, una niña, seguro/a o miedoso/a.
Las primeras emociones, las primeras risas compartidas, los primeros llantos atendidos, las demandas de atención, solucionadas o no, dándole más o menos importancia…,todo ello dejará huellas definitivas en su desarrollo, como ser dependiente o independiente, caprichoso o responsable, e irá forjando su SER. Y es que el aprendizaje asociativo es algo innato en el ser humano: si un niño siempre que grita es atendido, gritará para demandar la atención, cada vez que quiera ser el centro.

El segundo factor para tener en cuenta es su propio desarrollo cognitivo. El ser humano nace con un cerebro enormemente plástico, una arquitectura en formación que necesita estabilizarse, adquirir firmeza y completar su desarrollo. Hoy sabemos bastante más que hace unos años del desarrollo del cerebro, sabemos que un niño al nacer es mil veces más inteligente que un adolescente, sabemos que, las neuronas que no estimulamos, las vamos perdiendo en estos primeros años de vida. Todos los estudios científicos, de estos últimos tiempos, están proporcionando a padres y educadores herramientas muy potentes para el desarrollo del aprendizaje infantil, y para realizar procesos estimulativos que eviten la pérdida de neuronas y faciliten, con ello, un desarrollo intelectual adecuado. Sabemos lo importante que son ciertos patrones para el desarrollo, por eso los niños deberían realizar arrastres, gateos … , por lo que prestar atención al desarrollo psicomotor del niño o niña, proporcionará grandes beneficios a nivel de aprendizaje, especialmente el gateo, ya que ayudará a una mejor conexión interhemisférica en edades posteriores, favoreciendo la maduración de las diferentes funciones cognitivas. El gateo, además, hace que madure y se desarrolle adecuadamente el sistema vesticular y propioceptivo, y ayuda a establecer la lateralización del cerebro desde pequeñito, así podemos evitar algunos problemas de lecto-escritura futuros.

El tercer aspecto, no menos importante es la socialización. El estar con otros niños pondrá a su alcance muchos aprendizajes enriquecedores y positivos, como el hecho de imitar conductas de sus iguales.
En la sociedad de hace décadas, los niños se desarrollaban en un entorno familiar extenso, rodeados de hermanos, primos, vecinos…, la interacción era constante, todos contribuían de una u otra forma, y de manera diferente, a la integración y la socialización del nuevo miembro. Es más difícil hoy a la familia mantener este entorno relacional en un enclave familiar reducido, donde con mucha frecuencia los niños son hijos únicos, han recibido muchas cosas materiales, quizás no tantas inmateriales, como el tiempo de juego, de interacción; un enclave donde con frecuencia, además, ambos padres tienen un horario de trabajo coincidente. Al integrarse en un grupo, el niño que ha crecido en este entorno, se sentirá con frecuencia ese “príncipe destronado” del que hablaba Delibes y le costará encontrar su sitio, compartir con otros, manejar la frustración de no ser el único, el primero…

Entonces ¿Qué decidir? La valoración puede ser simple y sencilla, todo niño y niña necesita tiempo de estímulo, tiempo de juego, tiempo de emociones, tiempo de relaciones… Si no tenemos ese tiempo, es bueno facilitar experiencias que proporcionen al niño o niña oportunidades de desarrollarse de manera integral (física, emocional, intelectual, sensorial y socialmente), desarrollar todo el potencial de sus habilidades y, así, al volver a casa, encontrar la protección y el apoyo de sus progenitores, en esos momentos en que él vuelve a ser “el príncipe”.

Los Centros de Educación Infantil, realizan una función maravillosa cuidando a tu hijo/a cuando, por diversas circunstancias – normalmente de tipo laboral – , tú no puedes hacerlo.

Pero, si decides dejar a tu hijo/a en casa, para atenderlo personalmente, y llevarlo al colegio a los 3 años, será también una buena decisión, si recuerdas lo importante que es la estimulación y el juego en esta etapa de su vida.

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