El iceberg – Microrrelatos
Víctor M. Jiménez

En el fregadero de piedra rebosan los cacharros sucios: platos, vasos, sartenes y cubiertos se mezclan sin orden en los dos senos, entre restos de alimentos mohosos. Un viejo estropajo en un rincón parece aguardar con pesar la que se le viene encima. Del grifo cae una gota que choca contra una cacerola metálica y provoca un martilleo que llega a ser insoportable. Entonces me pides una explicación. Me levanto con tranquilidad, agarro un mazo muy pesado y  avanzo por la cocina, decidido. Golpeo con furia. Los trozos de loza saltan entre las cacerolas abolladas. Tarareo una antigua tonada para acompañar el estruendo. Intentas detenerme, pero evito tus brazos sin brusquedades. Sigo a lo mío hasta que el entorno queda irreconocible. Luego vierto un bidón de gasolina sobre las ruinas. Arrojo una cerilla, salimos de la casa y esperamos a que las llamas asomen por las ventanas. Cuando llegan los bomberos el fuego ha hecho su trabajo. Estamos cansados y empapados en sudor, pero la felicidad nos corona. Sonreímos y nos besamos. Miramos atrás por última vez y huimos de allí de la mano, tal y como llegamos aquel primer día que ya se hunde en el olvido.

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