La bruja Circe

Hoy nos repiten insistentemente los influencers, o como les quieran llamar, en los vídeos que hacen sobre viajes y más viajes para los que al parecer es imprescindible irse a un lugar relajado y de lujo de las Maldivas. La importancia de desconectar, hacerse un viaje, irse un fin de semana al teatro a una ciudad lejana, no perderse ni un concierto, para desconectar o estar en onda.

Necesitan descansar de su agotadora vida.

Y miles de trabajadores de sueldo base, parejas trabajadoras que se esfuerzan por pagar sus setecientos euros de hipoteca o de alquiler, comprar ropa, útiles y libros escolares. Pagar luz, agua, teléfono, comer, que es una costumbre muy incómoda, sobre todo cuando en verano terminan las becas comedor. Gentes que se esfuerzan, sin llegar, a tener más que cubiertos sus gastos.

Cómo vamos a decir nada a los hijos de esas gentes cuando opten por lo más superficial, con tal de salir de la mediocridad económica. O se exponga ingenuamente a retos estúpidos e incluso peligrosos con tal de tener un seguidor más. No podemos presentar los pasteles al alcance de la mano y esperar que ninguno de los que los miran con hambre, extienda la mano, agarre lo que pueda y corra.

 No, no es necesario viajar a las Maldivas ni ser famoso para tener una vida plena y feliz. Pero ¿cómo se lo vamos a contar a nuestros descendientes?

Por mi parte, creo que solo puedo recomendar equilibrio y calma. Y si no te puedes ir al fin del mundo, no olvides ver las cosas bonitas que tienes en tu tierra. Feliz verano.

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