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Con ánimo de discrepar /
Víctor Casco

“Te escribí cuando salió el artículo de lo de las tarjetas en la mierda de LOC. Sabemos quién eres, sabes quienes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un beso compi yogui”

El compi yogui destinatario del mensaje transcrito en las primeras líneas de este artículo es Javier López Madrid, empresario de pro y consejero del grupo Villar Mir, a quien la fiscalía ha imputado y le pide año y medio de cárcel por el uso de las tarjetas black de Bankia, ya saben, esas tarjetas opacas que permitieron a un centenar de personas gastarse durante años miles de euros sin ningún control y sin declarar a Hacienda. Desde Rato al señor López, amigo íntimo de sus Majestades los Reyes y receptor de tan encantador SMS de doña Leticia. La Reina le conoce, le respeta y considera una “merde” lo publicado en El Mundo, diario que destapó las prácticas de la antigua Caja de Ahorros de la Comunidad de Madrid. López Madrid será un corrupto, pero ante todo es un compi yogui. Enternecedor. Parece evidente que las amistades peligrosas van pasando de Juan Carlos – que las tuvo y muchas – a los actuales responsables de la Casa Real Española.

¡Ah! Qué desolador resulta leer sobre las andanzas de nuestros encausados empresarios y políticos. Es entonces cuando se destapa su mundo de juergas en puticlubs o en yates. Todo muy rijoso, vulgar, putrefacto. A veces quiera tener corruptos con cierto estilo, alguien, no sé, que esté dispuesto a robar al Estado para comprarse una botella de château d’yquem o un ejemplar único de bibliofilia. Sería igual de condenable pero al menos alabaríamos el buen gusto. Pero no, a lo más que pueden llegar es a colgar un falso Degas en el cuarto de baño. Desolador.

Tan desolador como comprobar que los nuevos inquilinos de La Zarzuela son incapaces de seleccionar escrupulosamente a sus amistades. Dicen que es un mensaje personal – en el que también intervendrá, por cierto, Don Felipe VI para lamentarse por la suerte de su amigo e invitarle a cenar y compartir confidencias – pero cuando uno es un Jefe de Estado y lo es, además, por el simple hecho de apellidarse Borbón, porque en este país los ciudadanos no podemos votar a nuestro máximo representante, lo mínimo que tiene que hacer es cuidar su comportamiento público y privado, sí. Sobre todo el privado. Los amigos que se frecuentan. Los gestos de complicidad. Las expresiones empleadas para referirse a las publicaciones de prensa.

Por cierto, que el mensaje al compi yogui se ha hecho conocido merced a otra causa por la que se le investiga: la de acoso sexual a una de sus trabajadoras. Un currículum impresionante, sin duda.

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