despedida

Cine /
EMILIO LUNA

Siempre hay una razón. Ese motivo que va más allá de la valentía, ese impulso que invita a dejar el sueño atrás y abrazar la realidad. Mi pasión por el cine, alimentada por años y años de sesiones de tarde tras mi primera cita con el Séptimo Arte en el extinto Cine Astoria, encontró un nuevo camino a través de la escritura. El primer canal, el semanario Avuelapluma. El leitmotiv, que mi familia pudiera leerme. Tan simple como eso. No buscaba más. El hecho de que mi madre fuera al estanco de la calle Pintores, donde le reservaban un número, o que mi abuela se ilusionara con ver los modestos textos de su nieto siempre ha sido más que suficiente. La admiración incondicional de los tuyos. Un deseo amateur que, por avatares del destino, se ha convertido en mi pan, en mi vida. Con sus ilusiones, con sus desencantos; con sus traspiés, con sus microscópicas victorias.

A todos, gracias de corazón. Hasta pronto

Mucho antes de todo esto llegaría la primera señal. Era un frío martes de invierno. Tenía 17 años y estaba en casa de mi abuela. Allí vería una película que encogería mi corazón y me enviaría a la cama con lágrimas tan dulces como premonitorias. Acababa de descubrir el cine como un mágico baúl de sensaciones del que jamás me separaría. Algo que, tristemente, sí ha ocurrido con la mano que apretaba la mía esa noche. El pasado jueves, con un enorme y denso banco de niebla como escenario, mi abuelina me dejaba e iba en busca de su esposo, un noble soldado de la División Azul, un trabajador incansable que se fue antes de tiempo no sin dejar un halo de orgullo entre todos los que le conocían. Los dos se convirtieron por derecho propio en héroe y heroína de hijos, nietos y amigos. Pese a amar la ficción, no hay nada como disfrutar la realidad. De poder sentir sus besos y sus abrazos. De escuchar su cálida voz. Ahora, solo me queda poder verlos en sueños. Anhelo que llegue cada noche para reencontrarme con los dos. Ellos son y serán mi inspiración. Mi razón.

Esta es mi última columna tras siete años y más de doscientos artículos en Avuelapluma. Agradecer el apoyo a mi madre, María Eugenia, mi padre, Emilio y mi novia Inma; a mis amigos y compañeros Jon Alonso, Hernán Pacheco, Carlos Sánchez, José Luis Forte, Carlos Rodríguez, Mamen Jiménez, Israel Armero, Vicente Pozas, José Parras Canuto y Antonio Tinoco por todas las oportunidades. A Canal Extremadura y Onda Cero por darme voz. A los que conforman o conformaron Avuelapluma y amantesdementes, encabezados por Sergio y Conrado.

A todos, gracias de corazón. Hasta pronto.

Artículo anteriorEl clarinete
Artículo siguienteDe loterías

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí