Artículo externo

El uso o la posesión de semillas de marihuana está cada vez más extendido y resuena en ámbitos cada día más alejados del clásico fiestón adolescente o el hippie trasnochado. Esto es así porque la marihuana es una sustancia que, pese a cargar con una larga lista de estereotipos, ha conseguido imponerse como un eficaz tratamiento para muchas dolencias, y como una alternativa lúdica que acompañada de un consumo responsable e informado resulta, para muchos, sustancialmente menos dañina que otras drogas consideradas blandas como el alcohol y el tabaco.

De ahí que no deba resultarnos extraña la noticia de que el Supremo haya reducido a un año la suspensión de empleo a un militar apartado de su puesto por consumo de cannabis. ¿Militar y cannabis? Pues sí. De hecho, la sanción aplicada anteriormente, reservada para faltas disciplinarias muy graves, implicaba el cese de la relación de servicios profesionales de carácter temporal en el Ejército, sin posibilidad de volver a ingresar en él de manera voluntaria. El cabo entendía que el consumo esporádico de cannabis no lleva aparejada suficiente gravedad como para separarle del servicio, mientras que el Ministerio de Defensa aludía que “la gravedad objetiva del hecho choca con el plus de ejemplaridad exigible a todo militar”. El afectado también alegó que el consumo tenía lugar fuera del servicio, sus efectos no se reflejaron en su actividad profesional, y que además ya no consumía. Lo más interesante de esta noticia es que nos pone en el brete de comparar inevitablemente el cannabis con el alcohol. Consideradas ambas drogas “blandas”, están en universos muy lejanos en lo tocante a legislación, consideración social y opinión pública, y efectos adversos. Todos estamos de acuerdo en los efectos perniciosos y gravísimos del consumo de alcohol y tabaco reiterado y cronificado, pero convivimos con su uso diario con despreocupación y garantías de atención médica, salubridad y cobertura legal. Sin embargo, los consumidores de cannabis se ven abocados a un consumo secreto, sin garantías y condenado por gran parte de la sociedad. ¿Un cabo, u otro militar de más alta gradación, consumiendo alcohol fuera de sus horas de trabajo? Lo extraño sería que hubiera alguno que no lo hiciera, aunque fuera de manera ocasional. Claramente, lo único que sirve, y servirá cada vez más en el futuro, es tener información sobre la marihuana, como tenemos sobre el resto de sustancias.

Bambina Federico

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