Este verano se han fallado los tradicionales premios literarios y periodísticos que anualmente convoca la Diputación de Cáceres y, como todos los años, en Avuelapluma.es queremos conocer más a fondo a los ganadores de esta edición.
Para inaugurar esta serie de entrevistas hemos hablado con Marian Rosado, galardonada con el XLIV Premio «Dionisio Acedo» de Periodismo por su artículo ‘Un mercado de bebés al otro lado de La Raya’, publicado en El Periódico Extremadura, en el que descubre algunos de los entresijos de la industria de los vientres de alquiler y su inesperada conexión con Portugal.
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En el artículo ‘Un mercado de bebés al otro lado de La Raya’ expones la inseguridad de la ley de Portugal sobre la gestación subrogada altruista, ¿de dónde surge la idea de ahondar en este tema?
La idea surge, por un lado, del trabajo realizado por mi paisana almendralejense Ana Trejo, de ‘Stop Vientres de Alquiler’, que expone la realidad y lo que supone la industria de los vientres de alquiler, que te venden como un procedimiento que es algo así como un ‘cuento Disney’ cuando en realidad es un negocio que se lucra de la explotación reproductiva y el tráfico de seres humanos. Por otro, en la redacción de El Periódico Extremadura, junto con Rocío Sánchez, que entonces era jefa de redacción, y Antonio Cid, como director, teníamos el interés de hacer más historias sobre el país vecino. A ellos tres, junto a Flor Fondón, que también participa en el reportaje, les estoy muy muy agradecida.
¿Qué es lo que más te sorprendió al investigar sobre este tema?
Cuando empecé a investigar jamás pensé que sería tan fácil, con una simple búsqueda en internet, encontrar compañías que te ofrecieran Portugal como destino para hacer este proceso. De hecho, no esperaba encontrarme eso, pero de ahí que el trabajo siguiera por esa vía. Y, aunque ya sabía que esto es un negocio, me sorprendió también cómo se ofrecen ‘paquetes’ para tener un bebé a tu medida con todas las facilidades, siempre y cuando tengas el dinero para pagarlos.
Al final, muestras una realidad que se aprovecha de las lagunas del sistema y de las necesidades y desesperación de las personas para lucrarse ¿Esperabas que fuera tan fácil burlar la ley portuguesa?
Para nada. Como te decía antes, cuando empecé a mirar el tema no esperaba encontrar estas ofertas en internet. La idea inicial era hacer algo así como un sumario de lo que había supuesto la ley a nivel social tiempo después de aprobarse, pero no toparme con este mercado tan a la vista. Al ver esto es cuando decido hacerme pasar por una pareja española para ver hasta dónde llega el asunto. No pude avanzar más, tal y como explico en el reportaje, porque el siguiente paso era ya dar la cara para iniciar el proceso.
¿Crees que el periodismo hace lo suficiente para mostrar las contradicciones del sistema y poner el foco en situaciones que están en segundo plano como esta?
Creo que los periodistas, o muchos periodistas, hemos librado una batalla diaria para mostrar las contradicciones del sistema, pero no así la empresa periodística que, en mi opinión, es parte central de este sistema. Yo misma me he pasado a la comunicación corporativa porque me parece más honesto conmigo misma trabajar directamente para algunas empresas que no estar constreñida por los poderes económicos bajo una supuesta libertad de expresión que está limitada por estos mismos poderes. Si a eso añadimos la obsesión por conseguir visitas en internet, el ‘clickbait’, me temo que en algunas redacciones ya prima mucho más esto último que nuestra función de servicio público para promover una sociedad informada y una ciudadanía con pensamiento crítico. Aun así, yo no doy la batalla por perdida y sé que muchos compañeros siguen cada día en ella. Seguramente vuelva a hacer reportajes, aunque sea esporádicamente.
La inmediatez de los medios digitales muchas veces no permite que el periodista se tome su tiempo para hacer trabajos de investigación como el tuyo, ¿cómo influye esta tendencia a la esencia del periodismo y qué crees que se puede hacer desde la profesión?
Desde luego. Este reportaje me llevó casi cuatro meses y en ese tiempo yo estaba en el equipo digital, con lo que era un trabajo añadido a mis labores diarias. Lo pude hacer, primero, porque por vocación también dedicaba a él parte de mi tiempo libre, y, segundo, porque por aquel entonces El Periódico Extremadura tenía una dirección que apostaba realmente por el periodismo. Antes te decía que uno de los motivos para dejar la redacción fue las contradicciones con el poder económico, otra de ellas fue la falta de sintonía con la nueva dirección y los nuevos objetivos editoriales.
¿Hay algún tema sobre el que te interesaría investigar y tengas la espina clavada?
Uno concreto que te pueda decir así de repente no. Porque si lo tuviera ya lo habría hecho o lo estaría haciendo (risas). La verdad es que yo creo que las historias que hay para contar son infinitas, pero ahora mismo estoy en un periodo de mi vida más tranquilo, en el que escribo otras cosas, tanto a nivel laboral como personal, porque ciertamente las personas a las que nos gusta escribir no podemos vivir sin ello. Y, como dije antes, no descarto volver a publicar.
¿Qué supone para ti haber recibido el Premio “Dionisio Acedo” de Periodismo y qué te parece que la Diputación de Cáceres fomente este tipo de certámenes relacionados con el trabajo periodístico?
Pues supone un gran orgullo y un honor, no tanto por mí sino porque se reconozcan trabajos de investigación y de interés por los derechos humanos y de las mujeres. Y en una profesión tan devaluada y precarizada como lo está el periodismo, estos certámenes son un aliento y un aliciente para no perder la esperanza. Como periodista siempre he deseado, obviamente, que las historias que hacía tuvieran un alto impacto, pero teniendo en mente que no solo es cuestión de números, sino de que generen un cambio o siembren una semilla, aunque sea pequeña y aunque sea sólo en algunas personas. Por eso aprovecho para agradecer también a la Diputación de Cáceres su apuesta y su reconocimiento al trabajo periodístico.
