El Ciclo de Música Contemporánea del Museo Vostell de Malpartida de Cáceres celebra su 25 aniversario con un programa de conciertos y actividades educativas que comenzaron ayer jueves, día 14 de septiembre, y concluirán el próximo viernes, 22 de septiembre. Se podrá disfrutar de cinco conciertos, un encuentro de músicos y el estreno absoluto de dos obras.
Para conocer un poco más sobre esta importante cita en el calendario cultural de la región hemos hablado con Alberto Flores, Coordinador del ciclo y técnico de arte del Museo Vostell Malpartida.
El Ciclo de Música Contemporánea en el Museo Vostell cumple 25 años… ¿cuál es el secreto del éxito?
Quizás haya contribuido significativamente la calidad artística y humana de los músicos y artistas sonoros invitados en todos estos años. Buena parte de ellos, asimismo, ya tenían algún tipo de vínculo emocional con el museo, incluso antes de visitarnos, por ejemplo con una fuerte influencia de obra artística y musical de Vostell o con conexiones a la red internacional de artistas Fluxus.
Además, en el Museo Vostell y en Malpartida de Cáceres habéis encontrado vuestro hogar y se podría decir que el festival es más malpartideño que la patatera. ¿Cómo os acoge Malpartida cada año?
Aquí me gustaría realizar una puntualización. El Museo Vostell Malpartida es Malpartida de Cáceres. Malpartida no nos acoge, somos parte de Malpartida. De hecho, el nombre del museo es Museo Vostell Malpartida porque el artista fundador solo comprendía el museo a partir de este binomio. Podría decirse que, en el mundo del arte y la experimentación sonora, Fluxus también es más malpartideño que la patatera. O que Malpartida de Cáceres es una estrella en el firmamento Fluxus, con una identidad perfectamente definida.
¿Cómo ha sido la evolución y qué ha cambiado en el Ciclo de Música Contemporánea durante este tiempo?
El primer tercio de la historia de nuestro evento estuvo comisariado por José Iges. Fueron ocho años en los que se apuntalaron los cimientos de la programación. Cuando la selección de artistas comenzó a realizarse desde el propio museo, en el año 2007, ya estaba perfectamente pavimentado el camino a seguir. Así hicimos durante una década, en la que básicamente transitamos por una senda previamente trazada, hasta que en el año 2017 se produjo la feliz alianza con el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM). Coproducir el evento junto con esta unidad del INAEM, del Ministerio de Cultura y Deporte, ha supuesto una consolidación del ciclo. Y también ha posibilitado ampliar el foco estilísticamente. Además, ahora podemos aventurarnos en proyectos más ambiciosos que antes ni siguiera nos planteábamos por cuestiones presupuestarias. Pero si hubiera que destacar algo la coproducción con el CNDM diría justamente esta palabra, “coproducción”, que entendemos como el privilegio de poder crear algo juntos.
¿Cómo se mantiene la calidad año tras año para seguir sorprendiendo con propuestas innovadoras?
Nuevamente, y aunque quizás se haya dicho algo parecido en la primera pregunta, gracias a los artistas que hemos invitado. Se trata de una comunidad de músicos y artistas sonoros que, aunque no es muy visible en los medios, alcanza a prácticamente todo el planeta y es mucho más extensa de lo que pudiera parecer a priori. En cierto modo es como Fluxus: una red internacional de artistas que valoran la amistad y la generosidad tanto como su propia creación artística.
La palabra “aprendizaje” desempeña un papel crucial en este Ciclo, ¿qué nos puedes decir acerca de ello?
La palabra “aprendizaje” define también al propio Museo Vostell Malpartida, que Wolf Vostell entendió como un intercambio recíproco de saberes. Él vino a Malpartida de Cáceres deseando aprender del pueblo y deseando enseñar la vanguardia artística. Desde el primer momento el museo otorgó a la didáctica y la divulgación un papel protagonista. El Ciclo de Música Contemporánea es lo mismo: aprendemos de cada uno de nuestros visitantes o de los músicos invitados y pensamos que es muy importante generar conocimiento sobre las músicas experimentales.
Este año, como novedad, la presencia de artistas portugueses cierra el ciclo, ¿qué aporta la colaboración con Portugal en este festival?
Es otro de nuestros principales rasgos de identidad. Desde que en el año 2001 nos visitó el violinista lisboeta Carlos Zíngaro cada año tenemos un concierto con músicos portugueses. Esto nos diferencia de otros festivales españoles. También hemos procurado dar a conocer en Extremadura a los pesos pesados de la escena lusa de música experimental, que es muy rica. Nuestro público ya conoce, porque los ha visto actuar en directo, a los principales exponentes de la experimentación sonora portuguesa.
¿Qué podemos esperar de este 25º aniversario y cómo animaríais al público a disfrutar del festival?
Es una excelente oportunidad para vivir una experiencia única. No se trata únicamente de escuchar o de ver, es vivir. Muchos de nuestros conciertos se improvisan en el presente y es un verdadero privilegio asistir a la creación de arte en tiempo real. Cuando nos visitan grandes astros internacionales creemos que es conveniente aprovechar la oportunidad. No es fácil acceder a determinados estilos de música ni a sus principales exponentes.
¿Y qué no se puede perder nadie en esta edición?
Nuestra sugerencia es que no se pierdan nada. Cada concierto es único. Pero si hay algo que reivindicamos con fervor son los encuentros con el público que realizan los músicos una hora antes del inicio de los conciertos. Es un verdadero privilegio poder conocer la visión del mundo de estos grandes artistas, que generalmente tienen un mundo interior riquísimo. Y, sobre todo, estas actividades educativas ofrecen claves que posibilitan a los asistentes disfrutar mucho más de los conciertos.
