El Palacio de los Golfines de Abajo se abre al público por primera vez y expondrá más de 250 piezas de gran valor
Durante cinco siglos sus estancias han permanecido cerradas al pueblo. Ahora, muestra más de 250 piezas históricas, que incluyen desde documentos que datan del siglo XIV, hasta frescos del siglo XVI, armas, artesonados y cartas originales de Isabel la Católica enviadas a Paredes Golfín, «hombre de confianza de la monarca».
Todo ello a largo de diversas estancias que despliegan como invitando al visitante a recorrer un paseo por el tiempo.
Cacereños y turistas podrán pasear por sus habitaciones que sirvieron de aposentos a los Reyes Católicos en sus viajes a la capital cacereña, hace cinco siglos, y presenciar las obras de arte que encierran sus paredes.
El palacio fue el lugar elegido por los Reyes Católicos para alojarse cuando visitaron Cáceres en 1480; como se puede observar en el láureo de la fachada, con la inscripción «Fer de Fer».
La firma de la reina Isabel la Católica se puede contemplar en alguno de los documentos históricos que se han rescatado del archivo del palacio y que se expondrán periódicamente, algunos de ellos con ilustraciones hechas a mano.
Hasta ahora, el palacio solo se podía disfrutar del juego de luces y sombra que la luz formaba en la fachada, imaginándose la multitud de historias que ese espacio ha presenciado a lo largo de los siglos.
De esta forma, el palacio se suma en forma de museo a la oferta turística de la ciudad y se podrán visitar cuatro estancias en la planta baja además de la sala de armas y el patio; en la planta alta se abre al público el oratorio, la sala de caza, el gabinete, la sala de documentos, las escaleras y la galería.
El edificio (ubicado en la plaza de Santa María, junto a la concatedral, y cuyo lateral y torre –que de momento no será visitable– se asoma a la plaza de San Jorge) se terminó de construir en el siglo XVI por Sancho de Paredes Golfín, antiguo camarero de la reina Isabel la Católica, «lo que ahora consideraríamos el jefe de la Casa Real», argumenta el director académico y de relaciones institucionales de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, Álvaro Matud.
El edificio es “un contenedor histórico”, que comenzó a construirse en el siglo XV y se remata en el XVI; y, posteriormente, se restaura en el XIX, precisa Pilar Mogollón, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Extremadura (UEx) y directora del Grupo de Investigación y Unidad de Conservación del Patrimonio Artístico, que ha promovido la musealización del palacio.
“La fachada del palacio aparece en todos los manuales de historia del arte, como una figura clave del patrimonio artístico; pero su interior era totalmente desconocido”, ha subrayado Mogollón, que ha explicado que del siglo XVI solo se conserva “parte del patio principal, una antecámara y la Sala de Armas”.
Tapices, cuadros, trajes y otras piezas, desde el medievo hasta el siglo XX, visten este espacio singular cubierto por piedras de la nobleza cacereña.
Su rehabilitación para adecuarlo la inició su propietaria, Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, y a su muerte el proyecto fue adaptado por la fundación homónima, con un presupuesto de 300.000 euros.
Las visitas serán guiadas por informadores de la propia fundación en grupos máximos de veinte personas y en las horas en punto. El horario será de martes a domingo en horario de mañana de 10.00 a 14.00 horas (la última visita es a las 13.00 horas) y por la tarde de 16.00 a 19.00 horas (el último pase a las 18.00 horas).
El precio de las entradas será de dos euros, si bien existen descuentos para niños menores de 10 años, jubilados y grupos escolares. En principio, no es necesaria la reserva previa ya que las entradas pueden adquirirse en el propio palacio, aunque para la grupos sí será necesario concertar la visita previamente. Hasta el 30 de septiembre la entrada será gratuita.
“Afortunadamente se ha conservado la decoración de las pinturas murales de la sala de armas. Algo muy raro de encontrar, porque en la mayoría de los palacios españoles estos murales se han perdido”, subraya Mogollón.
La restauración de la Sala de Armas comenzó en la primavera de 2004, a instancias de la propietaria del palacio, Tatiana Pérez de Guzman el Bueno. Durante seis meses se llevaron a cabo los trabajos para recuperar las pinturas murales, que estaban ocultas tras la cal y que, circunstancialmente, habían sido descubiertas por unas obras realizadas en el palacio.
En concreto, la Sala de Armas fue realizada en la primera mitad del siglo XVI por Sancho de Paredes Golfín, que ocupó el prestigioso cargo de camarero de la reina Isabel la Católica.
Eduardo Villanueva /