La bruja Circe

Esta pasada semana ha sido una semana de triunfos y medallas. Vaya por delante mi felicitación, pero mi naturaleza no puede quedarse en la superficie, yo soy una buscadora de lo trascendente.

A mí, como a todos, me es fácil añadirme a los triunfos que siempre son agradables.

Nos reunimos en manadas a celebrarlo y es que no tenemos tantas cosas para celebrar y todo es bienvenido. Y la verdad sea dicha, ver la cara de los ingleses no tuvo precio.

Pero no nos quedemos en lo aleatorio, hay muchos más triunfos en ciencia, chicas o chicos, entre los mejores de Europa, en biología, también en virología y en otros estudios.

Entre las mujeres deportista y científicas, son muchas las que han pisado podios, obtenido becas o ganado premios. Y todos ellos, en el deporte o las ciencias, tienen una cosa en común. La constancia, el trabajo duro, la renuncia a los tiempos de ocio, el compromiso con su reto.

Aunque celebremos el triunfo, es importante la búsqueda de lo trascendente, lo que verdaderamente hace que gentes comunes se vuelvan extraordinarias.

No son los más inteligentes, ni los más guapos, y seguro que hay montones de chicas y chicos, con cualidades para llegar a lo más alto y si esto no sucede es por las circunstancias, por el empeño, por la falta de constancia o porque en esas vidas hay otros intereses que se ponen en primer lugar.

Muchos más niveles podemos analizar, el espiritual, el moral, el kármico, el genético, eso está en las manos de cada uno.

Mi conclusión: celebremos los triunfos y liberémonos de esa leyenda negra que nos persigue, pero aprendamos las lecciones, porque los triunfos duran una temporada pero las lecciones duran para siempre.

Cuidaros mucho que llega el calor.

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