La bruja Circe
Con frecuencia los humanos, que somos nómadas por instinto, vemos y apreciamos las maravillas de otros paisajes o culturas y corremos de un lado a otro, al menos en nuestra juventud; caminamos en busca de los grandes maestros y lugares.
Y sin duda se aprende mucho cuando cambiamos de lugar y se ven cosas nuevas, pero con el tiempo, se aprende también que no son siempre las maravillas, los grandes paisajes, las obras lejanas de los hombres, vemos, que nos hemos ido de casa, sin mirar lo que nos rodea. Se aprende a apreciar otras cosas y la comodidad no es la menor de ellas. Estas cosas nuevas a descubrir cada día pueden parecer cosas pequeñas.
Un encuentro de amigas o familia, que llevan un tiempo sin encontrarse. Encuentro que conforta el corazón con recuerdos y lo alegra con presencia.
Otras veces será, un dinerito inesperado, un momento mágico, que nos llega, en el que conectamos, cuando meditamos o nos sumergimos en la naturaleza, en la música en la belleza de un simple atardecer y sentimos una vibración distinta. Un ratito de bienestar, que cuando pasa el tiempo y nos asaltan más y más las limitaciones lo agradecemos y más la compañía y las risas compartidas. Un abrazo de consuelo cuando una pena nos estruja el corazón.
Pero eso, aunque cuando somos jóvenes corremos y viajamos, cuando las circunstancias o la edad nos lo impiden, aprendemos a ver y valorar más de cerca.
Y para mí que es importante aferrarse, a las maravillas pequeñas e inesperadas, que suman, mantienen el ánimo y reconfortan el corazón.
Así que somos nómadas viajeros, necesitados de experiencias y adrenalina y a la vez buscamos durante la vida buscamos la estabilidad y el sosiego de la seguridad y la calma. Lo curioso es que cuando estamos en la etapa de viajeros, despreciamos a los viejos carcas que no se mueven o a los que prefieren quedarse por aburridos y cuando al contrario hemos escogido o aprendido la calma, en muchas ocasiones criticamos y nos resultan poco fiables los que están en la etapa de búsqueda. La juventud de hoy no para, tiene mal asiento, no es de fiar. Jajajaja, pero si somos nosotros mismos en otro tiempo o pudimos haberlo sido si las ocasiones de hubiese dado.
Abre tus cabezas a otras realidades y mantente joven de corazón. Y tú joven atrevido, te voy a leer el futuro, ese gusanillo que te mueve, también pasará. Bendiciones.