La Universidad de Extremadura coordina el proyecto internacional More on the adoption of a healthy Mediterranean diet (MoreMedDiet), que busca ofrecer soluciones reales, efectivas e innovadoras para promover la adopción de la Dieta Mediterránea y de hábitos saludables. Hablamos con la investigadora principal del mismo, María de Guía Córdoba, que es catedrática de Universidad del Departamento de Producción Animal y Ciencia de los Alimentos en la Escuela de Ingenierías Agrarias de la UER.
¿Qué importancia tiene la alimentación en la salud de las personas?
La alimentación es un pilar esencial para la salud. Seguir una dieta equilibrada favorece el crecimiento, el desarrollo físico y cognitivo, fortalece el sistema inmunitario y contribuye a mantener la vitalidad y el bienestar general. Además, una buena alimentación ayuda a prevenir enfermedades como la obesidad, la diabetes, las patologías cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer. Es decir, no solo mejoramos nuestra calidad de vida diaria, sino también nuestra esperanza de vida y nuestro rendimiento académico y laboral.
Y para demostrarlo, ¿qué es lo que propone el proyecto MoreMedDiet? ¿Cuáles son sus objetivos principales?
El proyecto tiene como objetivo principal mejorar la adherencia a la Dieta Mediterránea mediante el diseño de recetas nutritivas, saludables y atractivas que aumenten la disponibilidad y accesibilidad de alimentos tradicionales, al tiempo que promuevan la conciencia sobre sus beneficios. Estas recetas se elaboran con ingredientes locales producidos de manera sostenible. Asimismo, también contempla el desarrollo de modelos de negocio que evalúan la viabilidad económica de las propuestas y activan mecanismos para facilitar su adopción por la población.
Otro pilar fundamental del proyecto es el componente educativo, que incluye programas formativos desde edades tempranas. Finalmente, los avances obtenidos se trasladan a políticas públicas y estrategias de alimentación y salud, en colaboración con autoridades locales, regionales y redes europeas.
El proyecto terminará en 2026 con la publicación de las 5 recetas más saludables e innovadoras de la Dieta Mediterránea. ¿En qué punto os encontráis ahora y cuáles serán los siguientes pasos?
El proyecto se encuentra más allá de su ecuador y ya se han abordado de forma parcial los 10 objetivos planteados. Se han diseñado y desarrollado 13 recetas auténticas e innovadoras de Dieta Mediterránea. Posteriormente, los propios consumidores han contribuido a la selección de las 5 recetas finales más atractivas y saludables.
“Comer sano no significa gastar más dinero ni dedicar horas en la cocina“
Paralelamente, se está evaluando el impacto de estas recetas en la mejora de la nutrición, la salud y los hábitos de consumo de la población en cada región. Nuestros próximos pasos se centran en consolidar y ampliar los logros alcanzados hasta ahora. Otro de los retos será poner en valor los modelos de negocio asociados a las 5 recetas seleccionadas e influir en el desarrollo de, al menos, cinco estrategias o políticas públicas de nutrición, a nivel nacional, regional e internacional.
Siempre se ha hablado mucho de la Dieta Mediterránea, pero ¿en qué consiste y cuáles son sus beneficios para la salud y el día a día de las personas?
La Dieta Mediterránea es un patrón alimentario tradicional de los países que rodean el mar Mediterráneo y fue reconocida por la UNESCO en 2010 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Desde el punto de vista nutricional, se caracteriza por un consumo abundante de alimentos de origen vegetal, como frutas y verduras frescas de temporada, legumbres como garbanzos y lentejas, cereales integrales como pan, arroz o pasta, y frutos secos y semillas, que se consumen diariamente en cantidades moderadas. La principal fuente de grasa es el aceite de oliva virgen extra.
En cuanto a las proteínas animales, se recomienda un consumo moderado de pescado, especialmente pescados azules ricos en omega-3, y de aves como pollo o pavo, mientras que los productos lácteos, como yogur y quesos, se incluyen de forma limitada y varias veces por semana. Las carnes rojas, los embutidos y los dulces se consumen en pequeñas cantidades y de manera ocasional. Además, el consumo de vino se permite de forma moderada durante las comidas, preferentemente tinto.
Transportémonos a una nevera y despensa de la Dieta Mediterránea, ¿qué guardaríamos en ella? ¿Cómo debe ser la alimentación semanal de una familia que quiera incorporarla a su vida diaria?
La Dieta Mediterránea no es solo una forma de alimentarse, sino un estilo de vida que promueve la salud, el equilibrio y la conexión con la cultura local.
En la nevera mediterránea no faltarían las frutas y verduras frescas, como tomates, espinacas, pimientos, berenjenas, cebollas, uvas, naranjas y melocotones. También habría pescado, especialmente azul como sardinas o caballa, huevos, yogur natural y quesos en cantidades moderadas. Las aceitunas y otros productos frescos de origen vegetal tendrían un lugar destacado.
La despensa, por su parte, estaría bien surtida con aceite de oliva virgen extra, el ingrediente estrella de esta dieta. También incluiría cereales integrales como arroz, pasta y pan de masa madre; legumbres como lentejas, garbanzos y alubias; frutos secos como nueces y almendras; y hierbas aromáticas como orégano, albahaca y romero. El vino tinto, consumido con moderación y en el contexto de las comidas, también forma parte de esta tradición.
Para incorporar la Dieta Mediterránea a la vida diaria de una familia, es fundamental seguir una planificación semanal equilibrada. Las verduras deben estar presentes en cada comida principal, mientras que las frutas pueden consumirse como postre o tentempié. Los cereales integrales y el aceite de oliva deben ser las principales fuentes de energía y grasa, respectivamente.
Durante la semana, se recomienda incluir legumbres entre tres y cuatro veces, pescado varias veces, y frutos secos como complemento saludable. Los huevos y los lácteos pueden consumirse entre dos y tres veces por semana. En cambio, la carne roja, los productos procesados y los dulces deben limitarse a una vez por semana o menos.
Además de la alimentación, la Dieta Mediterránea promueve la actividad física regular, el disfrute de las comidas en compañía y la conexión con el entorno. Comer en familia, visitar mercados locales y cocinar juntos son prácticas que refuerzan este estilo de vida saludable.
En resumen, adoptar la Dieta Mediterránea es mucho más que cambiar lo que comemos: es una forma de vivir que cuida el cuerpo, la mente y el vínculo con la cultura y la naturaleza.
El tiempo y el dinero son factores fundamentales a la hora de alimentarnos, ¿comer sano implica pagar más en la cesta de la compra? ¿Obliga a pasar más tiempo cocinando?
Comer sano no siempre significa gastar más dinero ni dedicar horas en la cocina. La Dieta Mediterránea se basa en alimentos frescos, locales y de temporada. Estos productos, cuando se consumen en su momento óptimo y se compran en mercados locales, suelen ser más asequibles que los ultraprocesados o las comidas rápidas.
En cuanto al tiempo, apuesta por recetas sencillas. Platos como una ensalada, un guiso de legumbres o un pescado al horno no requieren una gran elaboración, y pueden prepararse en cantidades mayores para varios días.
Es decir, se obtiene no solo un ahorro económico y de tiempo, sino también un beneficio directo en salud, cohesión social y sostenibilidad ambiental.
Y, a pesar de todo, ¿nos estamos alejando de la Dieta Mediterránea? ¿Ha cambiado el comportamiento de los consumidores en la elección de los alimentos que consumen?
Es cierto, a pesar de los reconocidos beneficios de la Dieta Mediterránea se observa una tendencia preocupante, las poblaciones mediterráneas se están alejando progresivamente de este modelo alimentario tradicional.
Los hábitos actuales incluyen un alto consumo de comida rápida (rica en grasas saturadas, sal y azúcares simples añadidos), así como un incremento en el consumo de bebidas alcohólicas. Estos nuevos hábitos, sumados a un estilo de vida más sedentario, han provocado un aumento de la prevalencia de la obesidad entre las poblaciones mediterráneas. Las preferencias de los consumidores se están alejando de una dieta saludable, y el entorno socioeconómico juega un papel determinante en la elección alimentaria.
La modernización del estilo de vida, la reducción de la actividad física y los cambios en los patrones de alimentación son factores de riesgo que explican esta tendencia. La falta de tiempo para cocinar en casa ha llevado a muchas familias a optar por alimentos ultraprocesados y comidas rápidas.
Por ello, el objetivo principal de este proyecto es revertir la tendencia hacia hábitos poco saludables y promover la adherencia a la Dieta Mediterránea.