Un estudio liderado por la investigadora del área de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER-ISCIII) y del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), Esther García Esquinas, señala que vivir cerca de áreas verdes tiene efectos beneficiosos en la salud cardiovascular de las personas mayores.

Los resultados, publicados en la revista ‘Environmental International’, muestran una correlación inversa entre la densidad residencial en espacios verdes y los niveles circulantes de diferentes biomarcadores vinculados al riesgo cardiovascular, así como con una reducción moderada en el riesgo de padecer eventos cardiovasculares a medio plazo.

Entre ellos se incluyen una menor exposición al tráfico y una mayor facilidad para caminar en áreas urbanas con mayor densidad de espacios verdes, junto con mejoras en la capacidad funcional y una reducción en la prevalencia de factores de riesgo biológico para enfermedades cardiovasculares entre sus residentes. Algunos de los beneficios de los espacios verdes parecen ser más notorios en personas con bajos ingresos y en mujeres.

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