La bruja Circe

En todos esos supuestos realities de la tele, en los que los amores, los desamores, las carpetas, los edredonig y demás pimienta con la que animan el total aburrimiento que representan. Suele lanzarse a un supuesto momento de sinceridad en el que todos lloran a moco tendido, no sé cuánto zumo de cebolla gastarán en ese rato de autobombo, en el que el personaje desgrana momentos de su vida que ha superado, como héroe, siempre superando la envidia o la maldad de otros. A eso le llaman la línea de la vida.

Y es que anónimo o famosete, pienso más bien que la vida no es una línea, o si es una línea no es demasiado recta. Porque la vida es como el agua, con olas, a veces tranquilas y plácidas, a veces gigantes y destructoras, que hunden barcos y a la vez mueven fondos necesario para nuevas vidas. Olas que rompen y desgastan los más fuertes acantilados o que lamen dulcemente las playas

Y si profundizamos más, encontraremos chimeneas ardientes en los fondos marinos que alimentan colonias de extremófilos, cardúmenes de vida bajo los hielos. Y así es nuestra vida con tiempos de risas e ilusión, con tiempo de luchas, con tiempos de aprender y tiempo de despegarnos de todo.

Navegamos por la vida escapando de las trampas en las aguas bravas y disfrutando de las mansas, perdemos a unos recibimos a otros a veces nos abandona, o la suerte o los seres que hemos amados y superando las situaciones cuando llegan y lo que es más, superándolas e integrándolas en nuestra vida. La línea de la vida es más bien una ciudad con siete colinas, donde siempre vamos de arriba abajo, aunque con el tiempo aprendemos a organizar un camino más cómodo y a tomar las cosas con menos prisa.

Así amiga, si hoy estás abajo, plantéate el camino más cómodo y no te asustes por las subidas; siempre se pueden rodear, los altos y no nos comportemos como los famosetes llorones ante lo que es inevitable. Comenzamos este año nuevo chino y pido para todos, salud, suerte, fuerza y resiliencia. Para afrontar este tiempo de cambios y tormentas.

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