Lunes de papel
Emilia Guijarro
Se cumplen 70 años desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas hizo suya la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y si hacemos caso a los datos que maneja Amnistía Internacional, y que ha expuesto en su informe de situación, hay grupos humanos que sufren mayor merma en sus derechos. Destaca el estudio que las mujeres, los inmigrantes africanos, y los gitanos son los grupos que más sufren el machismo, la xenofobia y el racismo. En estos tiempos en el que soplan vientos que se van llevando muchas libertades y derechos que creíamos consolidadas, también 2018 ha sido un año en que las mujeres a nivel mundial hemos salido a la calle por nuestras reivindicaciones. En todo el planeta ha habido muestras de esa lucha: «ni una menos» es el lema de las activistas latinoamericanas, #me too ha sonado por muchos rincones del mundo; las mujeres indias, han salido contra las violaciones, y la saudíes por el derecho a conducir.
Desde el poder político también hay que hacer políticas públicas en clave de mujer
A veces, sin embargo, desde el poder político también hay que hacer políticas públicas en clave de mujer. Por eso esta columna se la dedico a Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, que ha tenido la capacidad de ver que ser una «sin techo» acarrea una violencia suplementaria para las mujeres, pues lleva consigo no solo pobreza, frío, hambre, sino también miedo y agresiones.
París tiene una tres mil personas viviendo en la calle, y desde el martes, las mujeres tendrán un techo en el mismísimo salón de actos solemnes que ha sido acondicionado para recoger a un importante número de mujeres que viven en la calle. Dice Anne Hidalgo que el edificio del Ayuntamiento es el lugar idóneo, la Sala de los Prebostes, dedicada a recibir a los mandatarios del mundo se ha convertido en el símbolo de la política de las cosas que de verdad importan a una mujer con sensibilidad para entender lo que es la noche helada en las desiertas calles de París. No todo París es la ciudad de la luz.
