CHOCOLATE AMARGO

La violencia es algo inherente al hombre, ha acompañado a la historia de la humanidad como su principal distintivo. Lo más pesado en la materia historia de nuestra escuela era aprenderse de memoria las fechas y los nombres de las batallas y la cantidad de muertos. Las muertes eran solo números aburridos y lejanos. Hoy en día ya no se distingue una batalla de otra, es tan solo una gran batalla continua, la que libran los ejércitos y las que libran las personas cotidianamente. Hasta ahora en la sociedad se ha combatido la violencia con más violencia, salvo en breves momentos históricos. Hemos comprobado con dolor que la violencia genera más violencia… y seguimos con la misma práctica… no somos capaces de encontrar otra alternativa, otro remedio para esta lacra humana.

El título Chocolate Amargo es de por sí una contradicción, o por lo menos una extraña mezcla…desconfiable. La imagen dulce, de agua en la boca, que nos produce la palabra Chocolate, es totalmente contrariada por la reacción de las papilas ante la palabra Amargo.

En el barrio de la obra Chocolate Amargo están los violentos y los que resisten, “los malos y los buenos”. Los que resisten –los buenos- son mayoría, aunque tengan la sensación de estar a merced de los violentos. Es un barrio Amargo… aunque, escondido en escondrijos de muchas casas, en algunas relaciones de padres e hijos, de pareja, de hermanos, de amigos… se encuentra en potencia el Chocolate, la vida, oculto… “hay que esconderse para disfrutarlo como si no se tuviera derecho”.

De pronto la Violencia genera una tragedia, inesperada, tonta, inútil… pero todo hace prever que la respuesta será la misma de siempre: el rencor, el odio, el miedo, La Venganza, más violencia… Pero no… El Chocolate ha decidido salir de entre las rendijas y mostrase, sin complejos, en todo su esplendor, para que lo disfruten todos. …. Si en el teatro ha logrado hacerlo, tal vez en la vida real…

Serena Teatral apuesta a ello.

La Premisa de Dirección es como siempre, trabajar y confiar en la gran capacidad de interpretación de sus actrices, y en los casi 20 años de construir juntos una estética, ética y técnica teatral, enfrentando y saliendo airosos de muchas batallas. Batallas… de Chocolate.