Con ánimo de discrepar /
Víctor Casco

62 militares murieron por incompetencia del gobierno; entonces del PP y con Trillo en el Ministerio de Defensa. Por incompetencia, porque quisieron ahorrarse costos y contrataron – mejor, subcontrataron – los peores servicios; porque no se inspeccionaron que aviones eran aquellos y en qué condiciones se encontraban y porque, pese a las reiteradas quejas de los soldados y oficiales que viajaban en esas compañías, nadie escuchó, nadie tramitó las denuncias y nadie, en fin, movió un dedo.

El papelón del gobierno no acabó ahí. Cuando ocurrió el desastre anunciado, y para que se cerrase cuanto antes el expediente, se estaba a las puertas de unas elecciones, el Ministro – él – decidió que se expatriaran con rapidez los restos, se enterraran y se olvidara así el luctuoso asunto. No hubo autopsias en condiciones y las familias recibieron un puzzle de huesos y carne, un poco de cada uno de los 62 militares.

Nada de esto valió – una vez conocido – para que el Ministro dimitiera o Aznar lo cesara. Su incompetencia, su ineficacia, su despropósito, su iniquidad recibió el premio de un escaño en el Congreso y con el tiempo una sinecura en Londres. Dice el PP que en los tribunales se dictaminó que no había responsabilidad penal, aunque esos mismos tribunales si dijeron que se habían cometido errores sin fin; y así, parapetándose tras la Audiencia, evitan asumir las responsabilidades políticas. Les cuesta entender que en Política deben operar otras éticas más firmes, aun cuando nuestro código de justicia sea, para los demás, más flexible.

Y entonces, hace dos meses, el Consejo de Estado dictaminó lo obvio: que el Ministerio de Defensa y el infame Trillo – que nunca, nunca, pidió perdón a las familias – actuaron con irresponsabilidad y podría haberse evitado el accidente si el Gobierno no hubiera sido tan cicatero, tan sordo y tan ineficaz. La respuesta de Rajoy al trascender el informe a los medios fue que lo desconocía – solo lee el Marca – y que había pasado mucho tiempo. El muerto al hoyo… le faltó decir.

Éstos son nuestros patriotas de pulserita, los que se llenan la boca de España y de Patria y del Destino Universal y otras mierdas por el estilo mientras enviaban en cacharros tercermundistas a los soldados.

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