Cuando pase la resaca navideña y los excesos te dejen vislumbrar el año nuevo, podrás hacer planes para disfrutar de Extremadura durante la estación más fría. Si enero se caracteriza por su falta de luz, las tradiciones de esta región lo combaten con celebraciones coloristas (antes de la explosión carnavalera) y con platos llenos de tradición pastoril y modernidad. Te propongo varios planes para ahuyentar los malos espíritus, descubrir las tentaciones culinarias de Cáceres, espantar a los árabes con vino de pitarra y buñuelos o subir al pueblo más alto de Extremadura para lanzar nabos como un descosido.

A. Celebra la capitalidad gastronómica de Cáceres

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Por si te has quedado con hambre, Vitoria cederá el testigo a Cáceres en enero de 2015 como Capital Gastronómica de España. El viaje al tercer conjunto monumental más importante de Europa (y a uno de los cascos históricos más bello de España) siempre está justificado, pero con este título aun más. Si te acercas a Extremadura durante los próximos meses, apunta, porque hay 7 productos indispensables que llevarte a la boca, más allá del popular jamón de la dehesa extremeña (que siempre está presente). Si Cáceres es la despensa de Europa, aquí tienes varios productos de los que disfrutar en un viaje cargado de tentaciones gastronómicas y Denominaciones de Origen.

7 Productos extremeños (además del jamón) que debes probar

1.

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Quesos. Extremadura es una tierra ganadera por excelencia, por lo que te puedes perder tranquilamente por su muestrario de quesos. Los de la Serena son una alternativa menos conocida a la celebérrima Torta del Casar, pero igual de acertada. Tampoco puedes dejar de probar el queso de Los Ibores, una fusión perfecta entre la leche de cabra y el pimentón de La Vera.

Lasaña de Ternera de Extremadura y Queso de Ibores o Pastel de Cordero de Extremadura y Queso Ibores son algunas de las delicatessen que se podrán encontrar en los próximos meses.

Por supuesto, la archiconocida Torta del Casar tendrá una fuerte presencia este año gastronómico. Su original textura, el intenso aroma y su particular gusto lo convierten en un producto único, que no deja indiferente a nadie. O te encanta o lo aborreces.

Las croquetas son otro elemento delicioso y socorrido al que sacar partido con la gran variedad de quesos: pedir croquetas de Torta del Casar o en su variedad con Torta de la Serena siempre es una gran opción.

2.

Caldereta. La tradición de la cocina pastoril extremeña provoca que los sabores se fusionen a fuego lento en una cacerola de barro. Esto es, básicamente, lo que propone la tradicional caldereta (ya sea de cordero o de cabrito, con aceite de Gata-Hurdes y pimentón de La Vera). La caldereta es el plato típico hurdano que surgió del frío y de la necesidad de calentarse a luz del fuego, por dentro y por fuera. Una explosión de sabores que no hay restaurante de bien por estas tierras que no te la ofrezca en su carta.

3.

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Miel. Endulza tus días extremeños con miel. Aquí la miel tiene una presencia excelsa en la gastronomía popular (y no solo en los postres). Pierna de cordero de Extremadura o Chuletón de Ternera a la miel de las Villuercas-Ibores son solo algunos de los platos que podrás degustar con esta Denominación Origen. Su sabor intenso y aromático hacen que la experiencia culinaria sea totalmente diferente. Berenjenas a la miel, solomillo con salsa de miel y mostaza, croquetas de torta y miel… Un no parar.

4.

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Migas. Un buen plato de migas y adiós al frío. Extremadura es una región culinaria por excelencia y las migas es uno de sus platos estrella, que ahonda en su brillante y extensa tradición pastoril. Comida viejuna y sencilla, pero en el buen sentido; es decir, comida tradicional, intemporal. El origen de las migas se remonta a los pastores extremeños que las cocinaban en el campo aprovechando el pan duro que tenían de ayer (o incluso de ‘antier’). Las migas tienen que estar preparadas, por supuesto, con el famoso pimentón de La Vera otra Denominación de Origen que no puede faltar en tu periplo culinario por tierras extremeñas. Si no, no has comido migas. Es un plato que se pude tomar hasta para desayunar.

5.

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Bacalao. Por razones obvias, el pescado tiene mucha menor relevancia en la cocina extremeña, ya que era muy complicado hacer llegar pescado fresco a zonas del interior de la península. Aunque sí hay mucha presencia de recetas con bacalao salado, puesto que los pastores consumían mucho este producto, ya que se conservaba fresco durante la época de la transhumancia. La cocina extremeña ha reinventado este producto y ha sabido adaptarlo a la cocina moderna con creaciones como los rollitos de bacalao y el lomo de bacalao gratinado con muselina.

Las tencas se dan sobre todo en la zona de Tajo-Salor; donde, no en vano, en agosto se celebra la Fiesta de la Tenca. La trucha también es una buena opción para pedir en un restaurante, junto a las típicas patatas a lo pobre.

Todo esto se puede regar a gusto del consumidor con un buen vino blanco de la Ribera del Guadiana, un Habla trujillano y el excelso aceite de oliva virgen extra de Gata-Hurdes.

6.

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Dulzaina. La repostería extremeña está cargada de matices según la comarca en la que te encuentres. Perrunillas, mantecados, huesillos y floretas inundan las casas extremeñas, sobre todo durante estas fechas. Porque un buen extremeño siempre tiene unos abuelos que le hinchan a tururillos o tirabuzones, buñuelos, rosquillas, roscas de pobre y pestiños… Lo bueno es que estos dulces son fáciles de encontrar recientes en las cientos de tahonas que pueblan la región.

En Cáceres puedes probar dulces típicos como el biscuit de higo, un postre que hace referencia a un producto estrella de la región: los higos. Los bombones de higo también son otra delicatessen a tener en cuenta si te hallas por estos lares.

Los dulces caseros del convento de Las Jerónimas también son una bomba calórica que no puedes dejar pasar en tu viaje gastronómico: nevaditos, torta de hojaldre, tarta de almendra, tocinillos y galletas para no quedarse con hambre.

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En Cáceres también podrás encontrar el postre pacense por excelencia: Técula Mécula. Una tarta de origen árabe, que se da sobre todo en Olivenza. Se dice que esta receta fue encontrada, hace un siglo, en el baúl de una casa oliventina. Lleva hojaldre, yemas de huevo, zumo de limón y almendras molidas.

7.

Licores y cremas. La bellota no es un fruto que solo sirva para dar de comer a los cerdos que campan a sus anchas por la Dehesa extremeña… Intenso, franco y limpio. El licor de bellota es la mejor manera de poner la guinda a una buena comida 100% extremeña. Suave al gusto, pero punzante a la vez (que rasca un poco, vamos). Hay otras opciones más frescas como el licor de cereza o el licor de higo. Los brebajes digestivos también se extienden a las cremas más clásicas, como la de orujo. También hay licores especiales como el de ‘hierbarujo’ (de color amarillo verdoso) de sabor retro y ardiente.

La crema de bellota también es otra alternativa. Un intenso aroma a bellotas, con toques de nueces. Sabor dulce e intenso, que perdura. Como también perdura la melopea que te puedes agarrar con estos refrigerios de alta gradación si te pasas de la raya.

B. Un Jarramplas de interés nacional.

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La internacionalidad de esta fiesta ancestral ya se coronó en enero de 2014 con la reseña que hizo la revista TIME, eligiendo una imagen de este festejo extremeño entre las mejores del año; ¡Hasta una cadena nipona cubrió el Jarramplas la edición pasada!

Ahora, el municipio jerteño de Piornal está ya haciendo acopio de miles de kilos de nabos (en torno a 20.000), para festejar la onomástica de San Sebastián (los días 19 y 20 de enero), que incluye la celebración de la singular fiesta de Jarramplas, declarada recientemente de Interés Turístico Nacional (que ya se lo merecía desde hace años). La fiesta de invierno por excelencia del norte extremeño. Y es que la miticidad del Jarramplas sigue llamando la atención de propios y extraños, por su colorido, su espectacularidad y su difuso e inabarcable origen.

Además, desde Piornal, que se ubica en la Sierra de Tormantos, se tienen las vistas más espectaculares del Valle del Jerte. Y en esas fechas está nevado. No se puede pedir más

C. Las Carantoñas.

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La onomástica de San Sebastián no se ciñe solo al pueblo más alto de Extremadura. En Acehúche se celebra otra fiesta de sabor ancestral: las Carantoñas. Un festejo que mezcla la tradición cristiana con elementos paganos, donde los mozos se visten con una peculiar vestimenta, que está compuesta por unas seis pieles, que llega a pesar más de 14 kilos.

Un festejo cargado de simbolismo y misterio, que comienza al caer la tarde del 19 de enero, cuando la mayoría de los acehucheños se dirigen a la entrada del pueblo para recibir al tamborilero, quien recorre las calles del municipio.

Ya el día 20, San Sebastián, tiene lugar la ‘Alborá’, cuando el tamborilero va despertando a quienes se disfrazarán de ‘Carantoñas’; que a su vez despertarán a todo el poblado para ir a tomar las migas con café que previamente han preparado los mayordomos.

Una fiesta que ya es un referente cultural y que destaca por ser emblemática, mística y con acervo cultural. Declarada de Interés Turístico Regional desde 1987.

D. Las Candelas.

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Bajamos hasta Badajoz para celebrar Las Candelas (en honor a la virgen de la Candelaria).La noche del 1 de febrero la ciudad de Almendralejo se deja conquistar por el fuego, que se lleva a los malos espíritus. El municipio arde durante toda la noche, originando un espectáculo sin parangón.

Su origen se remonta a la fundación romana de la ciudad, aunque desde el siglo XVII simboliza la purificación de lo viejo y los malos espíritus a través del fuego.

El espectáculo comienza el 1 de febrero a las 20.00 horas en la Torre de los Almendros. Allí, el repique de campanas da paso al encendido de la Candela Oficial. Después, a través de fuegos artificiales, se da la señal para encender las demás Candelas que prenden la ciudad entera, mientras arden los ‘Pantarujas’, monigotes que simbolizan el mal. Una buena forma de calentarse en pleno invierno.

E. Los Negritos de San Blas.

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Otra tradición centenaria y otra fiesta declarada de Interés Turístico Regional en Extremadura. Se celebra los días 2 y 3 de febrero en honor de San Blas y su origen se remonta varios siglos atrás.

La cara pintada de negro, como si fuera una máscara para propiciar la magia de las transformaciones, y las súplicas hacía el santo Blas configuran este festejo que se celebra en Montehermoso.

El valor ancestral es muy grande, porque su rito se sigue conservando de manera exacta después de varios siglos.

F. Carrera de San Antón.

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Vino de pitarra y buñuelos para celebrar San Antón, el 16 de Enero en Navalvillar de Pela, y conmemorar la victoria de los peleños sobre el ejército árabe que intentó, sin éxito, conquistar la localidad.

Aquí los caballos se engalanan para conmemorar la ‘espantá’ de los árabes al son de los tambores. Porque, según la leyenda, cuando los árabes intentaron invadir el pueblo en la Edad Media huyeron despavoridos, creyendo que el ejército lo configuraban fantasmas. Los peleños habían conseguido amparar su engaño en la oscuridad de la noche, cuando en realidad eran menores en número, gracias al son de los tambores, los cencerros y su peculiar atuendo de camisas blancas muy grandes y sombreros puntiagudos.

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