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Con ánimo de discrepar /
VÍCTOR CASCO

Y en estos días acabo de cosechar bastantes volúmenes. En uno de ellos leemos:

Amigos, no cavéis
el hoyo de mi tumba
junto al espliego.
Hacedlo entre la almazara
y las cepas de Qutrubbul.
Quizá así pueda oír
desde el agujero,
cuando pisen las uvas.
el ruido de los pies.

Quien así canta su epitafio es Abu Nuwás o Abū Nuwās al-Hasan Ibn Hāni’ al-Hakamī, uno de los más grandes poetas persas, cuyo libertinaje explícito y manifiesta desobediencia política y religiosa hizo temblar la sociedad de su tiempo. Vivió y bebió entre 747 y 813. Abú Nuwás dedicó su arte a hablar del vino y de todo lo que le rodea: su aroma de almizcle, el copero que lo escancia, alabando de paso el amor libre y el amor gay, los contertulios que lo acompañan, el censor que lo critica, las loas a la civilización persa…

Su poesía báquica – Jamriyat – sigue alumbrando y – en edición bilingüe – Cátedra nos presenta una selección de sus mejores poemas.

Toca volver a las rutinas, en un mes, abril, abril republicano, que antecede al de mayo, mayo político, que se avecina lleno de sorpresas

No es el único libro leído en estos días de Semana Santa. De Alianza Editorial dos volumina: Antología de la literatura griega y Consejos de un aristócrata bizantino de Cecaumeno. Y en ediciones Sirio una rareza: el Tratado de la piedra filosofal y Tratado sobre el arte de la alquimia, de Tomás de Aquino.

No figuran estos dos tratados entre las lecturas recomendadas del santo por la Iglesia Católica. Del Doctor Angélico es mejor leer su Suma Teológica, y no estas obrillas donde da tanto pábulo a la superstición y las fantasías… Pero es que todo Tomás es superchería. ¿O creer que un dios nació de una virgen partiéndose en tres personas es más serio que considerar que una piedra puede transmutar los metales vulgares en oro?

En fin, amigos. Que terminada la santísima semana, guardados ya los pasos, toca volver a las rutinas, en un mes, abril, abril republicano, que antecede al de mayo, mayo político, que se avecina lleno de sorpresas de las que, tal vez, hablemos en futuras columnas.

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