Una casa

Mi ojito derecho /
CLORINDA POWER

Hace 8 días que soy otra persona. Me sigo llamando Clorinda, sigo añorando el piti de por la mañana y me sigo quemando con el agua muy fría. Y aún así, soy otra persona. Con más miedos y con más dudas, pero con más fuerza que nunca.

Hace 8 días que tengo una casa, pequeña, torcuata y mía. Yo la busqué, yo la encontré y yo la alquilé. Y eso es lo que la hace perfecta, aun cuando no hay más que verla para señalar todos sus defectos. Tantos como los que se pueden apreciar en su dueña.

No tengo tele, ni Internet. Solo libros que leer, un par de cuadros que mirar y bastantes cajas que ordenar. De repente soy más consciente de mi tiempo, de mi entretenimiento y de mi aburrimiento. Pero en este espacio yo no mando, solo decido cómo utilizarlo y es así como lo hago mío.

No sé cuantas personas han buscado, encontrado y alquilado antes que yo esta casa pequeña y torcuata. Habrá quienes hayan venido aquí a vivir, habrá quienes hayan venido aquí a huir y seguro que habrá quienes hayan venido aquí sin más. Y todos tenían derecho a decidir cómo utilizar el espacio. Durante el tiempo que permanecieron entre estas cuatro paredes, tuvieron la oportunidad de decidir si hacerlo suyo, si hacerlo perfecto para ellos. Pero ya no están, todos ellos se han ido. Quizá pretendiendo encontrar un espacio que decida por ellos.