Trujillo ha sido uno de los nueve pueblos, de entre los 62 que se han presentado este año, que han entrado a formar parte de la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España, que se creó hace cinco años y que ha acreditado a Trujillo (único municipio extremeño que pertenece a esta red) en la Feria Internacional del Turismo (Fitur).

Son ya 44 los pueblos que poseen la acreditación de ser los más hermosos del país, la mayor parte de ellos del interior, muy lejos de la estampa de sol y playa que vende la Marca España. El reconocimiento no es para siempre, “hay una evaluación bianual en la que tenemos que aprobar en hasta 25 puntos, como la limpieza, el estado del casco histórico, las fachadas, jardines, etc”, explica el alcalde de Trujillo, Alberto Casero.

Los municipios deben tener menos de 15.000 habitantes y un patrimonio arquitectónico o natural certificado. Unos requisitos indispensables para alcanzar ese honor. Y Trujillo los cumple con creces, no solo por su envidiable Plaza Mayor, sino por su despliegue de callejas empedradas, que sintetizan un municipio histórico.

“Esta asociación nos permite acceder a una promoción que un municipio pequeño no se puede permitir”, continúa el regidor trujillano. “Además también ofrece la oportunidad de reunirte en asambleas con alcaldes que tienen problemas y objetivos comunes. Por lo que se convierte en una herramienta de información muy valiosa”.

En cualquier caso, el turismo en Trujillo ha funcionado muy bien en 2015, “con cerca de 250.000 visitas englobando Semana Santa y Feria del Queso. Y más de 100.000 sin tener en cuenta ese turismo estacional”, apunta Casero. Son mejores datos que los de 2014, aumentando un 12% y “ofreciendo continuidad al sector hotelero. Así que muy satisfechos, y a la espera de cómo esta nueva marca de calidad va a resultar en 2016”.

Este año, Trujillo abrirá nuevos recursos turísticos para atraer a aquellos visitantes que desconocen esta tierra de conquistadores y volver a llamar la atención de los que ya han tenido la fortuna de descubrir sus calles.

Así, se ha rehabilitado la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo (abandonada desde hacía décadas) para instalar en ella el Centro de Visitantes de la Ruta de los Descubridores, donde difundir el legado patrimonial y cultural de Trujillo para así contribuir a alargar las estancias de los visitantes.

A finales de año también abrirá el nuevo Museo del Queso y el Vino en el casco histórico, “que será un museo eminentemente sensorial”, y también se pondrá en marcha un centro de innovación gastronómica, “que sobre todo será un centro de formación para todos aquellos que se dediquen al ámbito del turismo en Trujillo. Pertenecer a esta red es un orgullo, pero también una responsabilidad, porque al final el turista que llega es más exigente y debemos renovarnos”.

Eduardo Villanueva /

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