¿Por qué este título?
Buscaba algo que se fijara en la cabeza del lector, y aunque la novela gire entorno a la vida de ‘N’, el personaje de Betty es fundamental para establecer esa complicidad que buscaba.

¿Tiene algo de autobiográfico?
Para nada. Es un ejercicio de ficción, aunque inevitablemente incorpore mi visión subjetiva.

¿Cuáles son los ejes sobre los que se articula el texto?
Crisis, virtualidad e incertidumbre. Creo que son los tres pilares sobre los que se asienta la generación actual. La crisis económica ha marcado la forma en la que entendemos el presente; la incertidumbre condiciona la visión del futuro; y la virtualidad de nuestra personalidad digital ha cambiado nuestras relaciones sociales.

¿La novela describe entonces a la generación actual?
Quería reflejar la conmoción de esta generación que no puede organizar su futuro ni emanciparse. Es la generación de la crisis cuyo único objetivo es resistir hasta mañana. No tienen esquemas vitales porque se han truncado. Me interesaba mucho indagar en ese tipo de personajes desestructurados de barrio.

Hablas de escritura fragmentaria.
O fragmentada, pues la realidad ha cambiado los hábitos de consumo. Consultamos varias pantallas al mismo tiempo. Consumimos pequeños fragmentos de la realidad. Y la novela se adapta a ello. Los nuevos tiempos requieren una nueva forma de narrar.

Sin embargo no tiene nada que ver con lo que has hecho hasta ahora.
Me considero un escritor de corte clásico, pero en esta ocasión he querido experimentar con otro tipo de texto. Los lectores juzgarán, pero estoy satisfecho con el resultado.

¿Por qué la has escrito? Terapéutica o narrativa
Puramente narrativa, aunque con esto rompo con todo lo que he hecho hasta ahora. Ha sido un experimento muy satisfactorio.

Sobre la ficción incorporas elementos de total actualidad aderezados con un trasfondo de crítica social.
Claro. Es una crítica del sistema capitalista, que no busca personas felices sino consumistas. Eres en la medida que tienes. Una felicidad efímera. Y por otro lado, ´N’ analiza el tiempo que le ha tocado vivir. A él y a nosotros.

¿Qué aportan las ilustraciones de Pablo Pámpanos al libro?
Mucha belleza. Creo además que aportan mucha plasticidad a la atmósfera que voy describiendo.

La novela tiene un final abierto. ¿Habrá segunda parte?
No. El proyecto no estaba pensado para que siguiera en el tiempo. “El novio de Betty Boop” tiene principio y fin.

¿Qué opinión le merece el estado de salud de la literatura extremeña?
Atravesamos el mejor momento de nuestra historia. Tenemos a grandísimos escritores entre nosotros. El nivel de poesía y prosa es sobresaliente.

Conrado J. Gómez /

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