Dudas de papel /
GOYO TOVAR

De nuevo se repiten los síntomas que nos siguen conduciendo hacia el valle de las tinieblas; otro empujoncito luminoso se está cuajando en casa del dirigente, aunque sigamos los dirigidos sin saber a qué imperio corresponde decidir el precio de aquello que se creó justamente después de la nada.

“Hágase la luz” dicen que dijo, y salió gratis… Después los científicos fueron capaces de sentar como asunto indiscutible el apotegma: “La energía, ni se crea ni se destruye” y algunos cucos aplicaron casi al final un principio científico más práctico: “La energía ni se crea ni se destruye, se cobra” que de manera aquilatada y simple sirvió para traducir la primerísima orden divina en el mandato “Cóbrese la luz”.

Si se dice que en nuestros días la morosidad es uno de los problemas que acucian a las empresas, hemos descubierto que hay empresas que en lugar de acuciar, cortan el suministro de forma radical ante cualquier tipo de tardanza en el pago, sin explicación alguna.

Hemos visto recientemente, en alguna prensa, la aparición de enormes anuncios publicitarios que presentan explicaciones refulgentes con la intención de ayudar a comprender mejor la criptación del recibo; la conclusión más extendida es que la última factura de este año es mucho más barata que la primera del año que viene. Pero a la gente que le gusta seguir indagando sigue con la manía de preguntar: ¿…y al final, cuánto va a subir?.

Aún no nos han servido anuncios animados con los cánticos de ese grupo de artistas contratado con que para iluminar la Lotería de Navidad. El señor ministro del ramo dijo un día que apenas llegaría a subir un 7% contando que por culpa y decisión real de Gobierno sólo sería un 2% y que el resto del aumento pertenecía a un complejo mundo de duendes y heredades que siguen estando ocultos. Cuando hechas las cuentas claras sale un 11%, bien pronto se adjudicó toda la autoría y responsabilidad al un tal Zetapé que sigue escondido y recalcitrante pese a la mayoría absoluta del actual gobierno.

No será un “once coma dos”; la duda puede resolverse con un “nueve con algo, que no llegará al diez”, y nos dirán que es cantidad más cercana a la primera que anunció el señor ministro, que blandirá la rebaja como el primer trofeo del año.

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