Con ánimo de discrepar /
Víctor Casco
Esta semana, los colectivos de activistas lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) hemos estado celebrando el día del Orgullo LGBTI y el próximo 4 de julio, en Madrid, culminaremos con la Manifestación central. También en estos días la bandera del arcoiris se ha izado en muchos ayuntamientos e instituciones, por ejemplo, en la Asamblea de Extremadura, en el Ayuntamiento de Cáceres, de Plasencia o de Mérida por citar los más relevantes. También en Madrid y Barcelona se ha colocado la bandera de la igualdad social y la no discriminación por orientación sexual y de género..
Ese compromiso con la visibilidad que han adquirido nuestras instituciones democráticas es el fruto de años de trabajo y de concienciación, de cientos de personas que han querido luchar contra las homofobias sociales, culturales y económicas y contra las leyes discriminatorias. Hasta 1979 en España a los gais y lesbianas – los maricones y bolleras, los degenerados, los invertidos – nos podían encerrar en las cárceles y el acoso y el insulto estaba permitido y premiado. En 70 países ser gay o ser lesbiana o ser transexual o ser bisexual o ser intersexual sigue siendo una utopía. En muchos se nos ahorcan o lapidan, en otros se nos encierra y en demasiados se amparan las prácticas homófobas o se nos condena a la invisibilidad.
No nos esconderemos más. Y no queremos renunciar a esa memoria de lucha y compromiso
¿Tiene sentido el Orgullo LGBTI? Desde luego. Tiene sentido porque nos ha costado sangre, sudor y lágrimas conquistar el derecho a ser iguales ante las leyes sin que seamos discriminados por nuestra orientación sexual, tiene sentido porque incluso ahora, pese a todos los avances, vemos como el gobierno del PP excluye a las mujeres lesbianas y bisexuales de la reproducción asistida , tiene sentido porque en las escuelas el insulto preferido siguen siendo el de maricón y el de puta (contra las mujeres y contra los hombres y mujeres LGBTI, machismo y homofobia suelen ir cogidos de la mano), tiene sentido mientras en el mundo un ser humano sea discriminado por su forma de amar a otro ser humano, porque un hombre pueda amar a otro hombre y convivir con él, porque una mujer pueda amar a otra mujer y soñar junto a ella, porque puedan formar una familia, porque no renuncien a su plena, sana y bella sexualidad. Tiene sentido el Orgullo, desde luego. Tiene sentido porque un 28 de junio de 1969 miles de “maricones” y “bolleras” ocuparon las calles de Nueva York frente a las redadas en el bar de ambiente de Stonewall inn y ese día se dijo ¡basta! ¡Estamos aquí y somos! No nos esconderemos más. Y no queremos renunciar a esa memoria de lucha y compromiso.
